Nadie como tú, creyendose un dios sobre la tierra,
has fulminado libertades y aplastado con tu verbo reluciente
la dignidad de mil pueblos.
Nadie como tú, Dios de las Mareas, conoce lo innoble de las
oscurares mentiras que la verdad esconde.
Frente el mundo desgarras con el fuego las tierras originales,
abrasas con tu palabra lo que no te impide ser la misma Mediocridad,
y te dispones a desafiar al Universo, simplemente porque eres Creado,
por los mismos hombres: príncipes de tu Iglesia.
La vida se inclina ante el mazazo inexorable de tu orgullo,
y sabe bien, que los hijos muertos jamás regresan,
que las madres se asientan como árboles fecundos ante tus puertas,
y la desolación te acorrala en tu reclinatorio de ovales formaciones.
Todo sucumbe en la inesperada carcajada de la Tierra.
Tu Dios escondido entre bambalinas llamas a la guerra Santa,
para que tu mezquindad crezca como la hierba de tus pastos extensos.
Y aun así, una lágrima se derramará algún día, suponiendo que trataste
de ser, en verdad, un padre digno y noble: Señor Padre Ausente de todo Bien.
Borra de mi mente tus fingidas sonrisas,
tu olor a escayola sobre pedestales de purpurina.
Extendido, como si solaparas el brillo del Universo
reclamas la abundancia de la muerte,
la guerra Santa, el Unicornio, los peces de colores,
la inocencia perdida y los cascabeles de mi gato.
Cuando todo haya terminado nadie saldrá en tu defensa,
pues no siendo, no estás y la Ola de un Maremoto Constante
hará ciertas las Profecias: todo está unido a los Ciclos.
Hoy cumples los Ochenta años, Ochenta ciclos, Ochenta movimientos
en el ajedrez de la gloria.
Quizá por ser humano, nacido de mujer, la vida te ha ofecido
la eternidad que ningún Dios vendrá a ofrecerte.
Tus ojos se encierran entre acusos deseos de perpeutidad
y el lujo en tu dedo, como anillo extenso del oro de las Indias.
Ochenta años para hacer de Cristo un ejemplar visible de nuevas
redenciones. Matas al hombre y consagras a dioses invisibles.
Evitas al hombre y cierras los corazones esperanzados de lospueblos.
Si tu No es el dogmático acento de lo imposible,
mi Feliz cumpleaños es el recuerdo de tu estancia, aquí y ahora,
donde Coronado como un Dios Vivo agotas tus pasos entre calcetines de
algodón y zapatos de piel de ángel.
a mi no me dieron tarta..
felicitaciones a su inspiracion señor.
Pies de barro para ídolos que se elevan a la categoría de dioses dinásticos. La paradoja de la vida es que hay quienes refuerzan su existencia en dioses invisibles que cumplen años persiguiendo a la misma naturaleza humana.
No sabía que era el cumpleaños del “santo padre”, jajajaja, ¿también él cumple años?
un abrazo Grekosay