No quise perderte en los surcos de un camino angosto,
de la puntualidad del tiempo.
Ni siquiera intenté despistar el perfume de las
hojas, que perdidas en el trajín no daban respuesta.
Ni siquiera los pasos que se apartaban del laberinto encontraban
la tibieza que envuelve un sueño blanco, casi vuelto a soñar.
Es que el mundo se había detenido en las callejuelas
del fracaso. Los escrúpulos ahora pedían permiso para pasar.
La tierra decoraba con su negro perfecto
la tranquilidad de un dulce regocijo.
La tormenta recorría el abecedario con funestas noticias:
la paz la encontró tirada sobre un cenicero que cantaba las notas asesinas de su voz.
Y la niebla de sus palabras no podía dejar que se encontrara con la realidad, porque ya la había abrumado el desconsuelo.
Una tajada de sangre viva, le enseñaba a perderse en escuetos mares,
le dibujaba en la pared, aquella imagen que se reflejaba bajo los párpados
que lloraban en soledad.
Es que el mundo se había olvidado de ella.
Pensó en juntar aquello que había desparramado,
corriendo las cortinas, cerrando las cajas, olvidando los partidos,
resistiéndose a contestar sus propias preguntas.
Pensó en desarmar el puzzle y volverlo a armar.
Pensó en la simpleza de ser igual a todos y no pudo soportar
el desprecio de creerse parte de la
irremediable realidad –que no existía-.
Y no pudo soportar que sus ojos soñaran con la ceguera.
4 comentarios sobre “Ceguera sin don”
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!Ay amiga Celeste cuanto de puzzle visionario existe en esta cadenciosa existencia de los seres sin fin!. Volver a recomponer siempre las presencias reflejadas en esos abismales sentidos de llorarse en soledad. Pero no… mucho más de ello siempre se vislumbra el inmenso callejón de las emociones. !Eres grande, Celeste!.
De nuevo imágenes y final contundente.
“La tormenta recorría el abecedario con funestas noticias” Maravillosa estrofa.
Y sigue “la paz la encontró tirada sobre un cenicero que cantaba las notas asesinas de su voz”
Y más… ese final “Y no pudo soportar que sus ojos soñaran con la ceguera”
De nuevo, ¿por qué pones
“el perfume de las
hojas…”
y no “el perfume
de las hojas…”
o “parte de la
irremediable realidad “
y no
“parte
de la irremediable realidad”?
El cambio de estrofa supone una pausa, de la primera manera, interrumpe el fluir de “la música”, mientras que de la segunda, la pausa es más lógica.
¿Es pretendido? Tan sólo simple curiosidad. Quiero entender tus razones.
Eres muy muy buena. El poema es magnífico.
Estimado,
se trata del simple hecho de dejar fluir,
y no remitirse a metricas y/o rimas;
ni siquiera a observar como quedaria mejor plasmado;
sino, tan solo, plasmar, como germen… como una diminuta genesis gigantesca.
Cariños.
Celeste.-
vanguardia…
Gracias linda, creo que fui entendiendo conforme volvía a releerte.
Delicioso dejar fluir. Deliciosa diminuta génesis gigantesca.
Cariños para ti también, estimada.