El Dios de lluvia llora sobre América

Árboles en flor, continente de nubes,
espacio, donde la libertad se pierde, se evapora.
Voces que reclaman desde púlpitos altivos,
generaciones de látigo y de guerra.
Un Cristo inventado para su gusto y medida,
una Biblia desgajada en capítulos irreales.
Libertades perdidas tras la necedad de un hombre,
o mil hombres, o mil razas.


América, un todo que tiene nombre de Universo,
se desliza por la ladera donde crecen los lirios,
donde las voces claman que el amor no es libre,
que el voto es la inútil tarea de una excesiva libertad.
Un hombre, erigiéndose en voz de Dios,
endiosado bajo el peso de las bombas y la sangre.
El luto se cierne en los atardeceres del Sur.
Quizá, la historia quede detenida en los sacrificios
de mil pueblos,
saqueos,
brutales actitudes, que la intolerancia, con puro sabor
americano,
comeinza a derramarse en el Océano, que es la Tierra.

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