insomnio

El claro de la luna traspasaba la ventana como un espíritu violento sin ningún tipo de respeto a la intimidad.

En cada segundo que pasaba, la oscuridad se difuminaba y se mezclaba de una forma insipiente con la poca luz blanca que irradiaba la luna; era enfermizo el ver tan pocos colores adheridos a las paredes como rayones sin sentido alguno.

El aire era asfixiante, rondaba alrededor de mis fosas nasales como un veneno que esperaba justamente la locura de mis labios para así burlarse del reflejo que poco a poco se fue desapareciendo en la nada.

Miles de pensamientos flotaron en el poco oxígeno que quedaba, miles de ideas ronroneaban a mis oídos. El aire era sordo, aunque tenía un ruido penetrante que ningún oído humano podía escuchar, era el sonido perdido de la nada.

Me acosté, debía reposar un rato.

Pero mis ojos seguían tan vidriosos como las miradas de las muñecas de porcelana, mis pestañas seguían inertes, y mis párpados paralizados en la oscuridad, buscaban cualquier señal de vivencia.

Y de pronto mis oídos temblaron….

Miles de patas caminaban sobre el piso de madera, patas que cortaban el aire y se convertían en el único sonido que marcaba la soledad. Mis ojos salieron de sus órbitas, mis párpados brillaron al claro de la luna, tapé mi cara con la sábana, mientras mis pupilas se dilataban al sonido de los segundos que marcaba el reloj.

Odio las cucarachas.

Ya eran las 3 de la mañana, y el sonido de las gotas del lavamanos a 6 metros de distancia, eran personalmente insoportables; mis manos temblaban, y en mi mente miles de sombras jugaban al compás de mis locuras.

– no es nada (me decía a mi mismo)

Todos dormían, todos descansaban como almas absorbidas en un trance.

Todas menos yo, el único alma que respiraba y se mantenía vigilante en aquella soledad.

Tic…Tac…

Las 3:04 A.M.

Y ya mi mente empieza a jugar de nuevo….

3 comentarios sobre “insomnio”

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Insomnio

A veces, en verano, me despierto muy temprano, como a las cuatro de la mañana, y tengo la impresión de que he dormido muchísimo y sé que no voy a volver a dormirme, al menos de forma inmediata. Supongo que es una forma de insomnio como otra cualquiera.
Entonces salgo a contemplar la noche desde mi terraza. A esas horas se ven ¡estrellas!, se ve la luna, las copas de los árboles que rodean mi casa y que son mis amigos. El barrio está en absoluta paz, no hay luz en ninguna casa. Me alegra que todos ellos duerman y que yo esté sola en mi insomnio, tranquila y en paz.

5 comentarios sobre “Insomnio”

  1. ¡Que suerte abrir de madrugada y ver las estrellas! Aquí solo puedo mirar la calle fantasma que pasa por debajo y las extensiones de azoteas hasta llegar al infinito donde se ve una torre eléctrica situada en Las Palmas. Sin embargo me siento muy identificado con tu Insomnio. Yo a veces intento leer, pero acabo poniendo la radio. Y me sorprende ver que a las tantas sigue habiendo vidas e incluso tertulias políticas y de varias índoles por que, como tu bien dices, en esos momentos uno se siente solo en medio de un mundo de cual parecemos los únicos habitaciones. Un insomnio fugaz como ese siempre fue bonito, un saludo!

  2. Es extraño que sólo te pase en verano. Quizá el calor tenga algo que ver… o que te acuestes pensando que las noches son más cortas, aunque no tanto.

    Menos mal que lo llevas bien. Yo no podría.

  3. Es hermoso un momento asi… de profunda soledad calida con uno mismo, es como soñar despierto, ya que el mundo, cuando todos duermen es como otro planeta y se pueden descubrir cosas nuevas y al despertar en la mañana tienes ese sentimiento de haber estado en otro lugar y la linda sensacion de que nadie sabe que hiciste pues asumen que dormias. Apuesto que las estrellas se ven grandiosas!! Sigue viviendo y disfrutandolo. Eso es parte de vivir y sentirse vivo, eso te llena. Saludos a la distancia.

  4. Cuando tengo insomnio suelo primeramente, en medio de esa soledad inmensa donde te sientes el único habitante del planeta, escribir algún poema. Cuando escribo poesía especialmente, necesito la soledad del insomnio. Después, a media tarea, me abrigo lo suficiente y bajo a pasear por el barrio. las luces de las farolas me encantan, sobre todo cuando reflejan en el suelo la sombra de caminante silencioso que está meditando. Después saco un cigarrillo y ,o fumo lentamente… y me voy a tomar un café con leche si encuentro todavía una cafetería abierta (hay en mi barrio una que cierra a las 2 de la madrugada). Regreso a casa y continúo con el poema. Para terminar hago lo mismo que tú, abro un libro y comienzo a leer hasta que los ojos se me cierran.

  5. De los dias de campamento, me traigo el recuerdo de las estrellas, llenan por completo el firmamento, distingo que son de colores y son tantas que no entiendo como caben en el cielo.. es muy hermoso contemplarlas, inspiran, que bien que en tu noches de insomnio puedas contemplarlas tambien. Saludos 😉

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