A veces la amistad se forja,
de gruesos eslabones fuertes,
es posible también la amistad,
entre personas desconocidas,
que hablan entre sí solamente,
en la distancia lejana del teclado.

En verdad nunca creí en la amistad,
pero hace cinco meses me surgió una,
que me fué tocando poquito a poco,
hasta meterse en el fondo de mi alma.

Es ella una persona sencilla,
aparentemente pequeña,
insignificante quizá para,
quien no la conoce bien,
pero yo encuentro en ella,
la calma de su ternura.

El descanso del guerrero,
curtido en mil batallas,
la verdad infinita que muestra,
su corazón abierto siempre,
a todo el mundo de par en par,
dispuesta a ayudar a cualquiera,
aunque el padecer del amigo,
empape su bella alma celestial.

No tuvo amor ni amistades,
en su maltratada infancia,
por eso ahora ella alegre vá,
regalando amor por donde pasa
es amiga de las letras bellas,
eso nos llevó a conocernos,
nos fué fundiendo al infinito,
en un respeto mútuo sincero.

Fuímos pasajeros de mundos,
de literatura blanca y poesía,
y nos fuímos comprendiendo,
sin saber siquiera quién es,
si es linda o es bella que lo es,
yo siento que en la distancia,
anhelo el deseo de fundirme,
en un fuerte abrazo osuno.

Quiero sentir que ella siente,
que es querida verdaderamente,
que todo lo que de niña pasó,
todo lo que sufrió hasta hoy,
quedará perdido en el recuerdo,
porque entre Isabel y Kiowa,
crearemos un mundo propio,
que nos mantendrá enlazados,
en una amistad verdadera,
aunque solamente sea a través,
de una pantalla de ordenador.

El mundo y los sencillos ideales,
que entre nosotros compartimos,
son demasiado puros e intensos,
para que alguna vez se pierdan,
sumidos en el olvido del tiempo,
sólo quiero añadir un punto,
no quiero verte sufrir nunca,
porque a mi me duele mucho,
no te haces idea de cuanto.

Simplemente quiero que sepas,
que en la distancia de la web,
en el mundo de los internautas,
mantienes tú un buen amigo,
que adora todas tus pautas,
cuenta desde ahora conmigo,
siempre que te haga falta.