Acerca de Rainer María Rilke, el mejor poeta de lengua alemana del siglo XX (aunque nacido, como Kafka, en Praga), es digno de señalar que estamos ante la figura de un excepcional autor característico de la genialidad regida por la angustia y la melancolía de los grandes creativos. La relación entre la creatividad de Rilke y su genialidad está expresa en cierto grado de patología mental que rige el pensamiento del poeta… pero no como enfermedad sino como estado anímico producto de su hondura bipolar. La patología de la genialidad de Rilke es una melancolía sin depresión (al estilo de Hamlet shakesperiano) que también se ve en autores como Von Kleist, Grillparzer y Beaudelaire o en filósofos como Kiekaergaard y Nietsche.
En Rilke es perceptible ese no poder liberar de la mente el encierro de la propia capacidad creativa y por eso es un poeta que trata continuamente el problema de la creación como producto del análisis psicológico.
Este “andador” de países (Checoslovaquia, Rusia, Alemania, Francia, Italia, España…) que tuvo que sufrir el desaire de ser vestido de mujer por su frívola madre (a la que nunca amó) y el desaire de estar dos años en un cuartel de Caballería donde lo recluyó su padre (a quien siempre olvidó una vez salido al mundo de los mecenas de la literatura que siempre le tuvieron presente) es un “andador” de poesía lírica (incluyendo lo que de religioso tiene todo lo lírico) y de poesía metafísica en la que a la vida la liga con la muerte no como un temor o un terror hacia ésta sino como una unidad transitiva que se hace visible dentro de lo invisible. Para Rilke (por ejemplo en las Elegías del Duino que es, para mí, su principal obra poética) las cosas de la cotidianeidad son previsibles y caducas pero son con las que vivimos siempre, en eterna continuidad, a la manera de abejas de lo invisible.
Los fantasmas de Rilke (y hay que reconocer que todo poeta tiene sus propios fantasmas) conmueven por su memorable misteriosidad. Es por eso un poeta del simbolismo que ha llevado a la máxima expresión un romanticismo mixterista abierto a todo lo imaginario. Algo igual a lo que ocurre con Holderling en la literatura, Nietsche en la filosofía y Goya en la pintura.
La muerte es tratada por Rilke como término indisoluble de la vida. La muerte metafísica de Rilke está tratada al igual que la vida: un viaje que se hace metáfora vitalista en forma de un simbolismo que, si deseamos profundizar en sus huellas más profundas, descubrimos que arranca ya desde la Ilíada de Homero y todos sus contemporáneos aedos, que pasa por los trovadores de la Edad media y que desemboca en Beaudelaire y Rimbaud. Pero con Rilke se llega a la máxima expresión y altura poética de una muerte transformada en vida con realidad interna. Una experiencia cósmica por la que pasan todos los grandes genios del siglo XX.
La preocupación existencial de Rilke es más que un mero simbolismo porque está plena de naturaleza extática y su ir y venir es un mundo Abierto. Es por eso poeta de filósofos donde intelecto y genialidad se unen a una cierta ingenuidad congénita y una espontaneidad verdaderamente hiperactiva: una especie de conjuro para reconstruir un mundo que, inmerso en la I Guerra Mundial, sobrepasa a este pórtico histórico y nos abre las compuertas de una nueva conciencia universal que ahora , a inicios del Siglo XXI, se está viendo como inapelable consecuencia del mundo de la Literatura.
Por todo ello, Rainer María Rilke es un poeta que debe ser releído de nuevo; porque es plena actualidad y porque en sus metáforas constructivistas se ven siempre una abundancia enorme de reflexiones sobre la mistérica composición de las cosas cotidianas.
Me entusiasma mucho Rilke, a quien considero uno de los más grandes poetas europeos del siglo XX y quizás la cumbre del Simbolismo germano francés respetando por supuesto a Beaudelaire, Rimbaud y Verlaine. Para mí Rilke supone mucho de síntesis simbolista y por eso lo considero el mejor. Este tema me parece tan interesante que lo hayan traído a colación Diesel y Grekosay que hoy lo he tratado en una tertulia con amigos que están siguiendo muy de cerca al Vorem. Un abrazo a todos los voremios que les encante la Literatura.