Adicción a tu piel

Soy adicto, sí, a tu piel,
a tu forma de explotar en todo
y en la nada hacerte sentimiento.
Voluntad para ahondar en las cosas
a las que ya estamos acostumbrados.

Eres mujer capital de mis veredas,
onírica pulsación en las pupilas
y horizonte de alborada en lecho.

Después de los témpanos hirientes
te miro en la danza miel de tus pupilas
y llenas de instantes dibujados
las prímulas ondulantes de la urgencia
hasta descargar toda la brillante
metáfora de tu lúcida sonrisa.

Entonces es cuando levanto el sueño
para acariciar tus ansias de paloma
y me envuelvo en el tallo de tu cuerpo
lentamente anclado
para ir muriendo un poco más…
un poco más en cada instante…
hasta desaparecer ingrávido y latente
en el corto espacio del suspiro.

Yo deseo que nunca acabe
este eterno sueño de adicción
para poder decirle a mi presencia
que sólo soy tu beso inacabado.

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