Acabo de llegar a casa y, al poner el telediario, me entero de que ha fallecido Fernando Fernán Gómez esta tarde en el Hospital de la Paz, donde hace poco había sido ingresado.
Con su marcha la Escena española pierde una gran figura, una figura entrañable con la que muchos hemos ido creciendo y madurando.
Sólo le vi en persona una vez, al entrar con mi marido hace bastante años en una cafetería del centro de Madrid. Me lo encontré prácticamente de cara y recuerdo que nos miramos directamente a los ojos, con una mirada larga en la que creo que hubo un intercambio de piropos. Los que yo le dedicaba a él tenían más fundamento que los suyos, porque él quizá pensó que yo era una chica maja, pero yo pensé que él era un genio.
Fragmento de uno de sus artículos, aparecido en 1994:
“Echo una mirada a la biblioteca. Cuántos libros en ella que ha devorado el olvido. Y cuántos que ya no podré leer. Quiero decirles a esos libros que no leeré nunca, que no se sientan despreciados. Sí sé que no los leeré es porque estoy en esa edad en la que al tiempo se le ve volar como a un gorrión asustado, en la que se nos escapa como agua en un cesto, en la que huye como algunos queridos recuerdos. Pero al decir adiós, que un libro me abra sus brazos y repose sobre mi pecho.”
No conocí nunca personalmente a fernando Fernán Gómez (quiero decir que no lo ví en persona nunca salvo cuando le veía en la pantalla del cine) pero el fragmento que citas de 1994 habla por sí solo de que era todo un hombre lleno de cultura. La cultura española pierde hoy a uno de sus genios.
Adiós a uno de los más grandes del cine y la literatura en español.