Aprendiendo a aprender

Y yo que creía ser marinero en alta mar
Y yo que creía ser poeta en mi buhardilla
O pintora de mil animas perdidas
Y a la vez mil cosas y con ganas
¿Con que me encuentro al fin ahora?
Por no haber querido ser sabiendo
Pues dudándolo sería y consuelo tendría
Solo me queda el seguir aprendiendo
Lo poquísimo que sé.

3 comentarios sobre “Aprendiendo a aprender”

  1. Tu poquísimo es una enormidad de conocimiento. Seguramente ser marinero en alta mar y poeta en buhardilla es parte consecuente de ser persona en movimiento íntimo con sus dudas.

  2. El trabajo mas gratificante que he tenido en toda mi vida fue precisamente el que menos dinero me ha proporcionado, de marinera, en Zahara de los Atunes, en el 86, salia en patera con el chaquetón y el pulga, curtida sabiduria marinera aunque (analfabeta es lo de menos). La paz, el conocimiento profundo que se adquiere, cuando se comparte esa vivencia diaria en comunión con el mar, el sol el viento, sabes? no se habla se susurra, sientes que eres parte de la grandeza natural vital, me costo muchísimo convencer al chaquetón para acompañarle, (nadie de la familia queria trabajar y el estaba enfermo)aún así todos los días a las 5am salia a la mar, no me queria llevar porque era mujer y madrileña, era duro y peligroso, se trataba de alimentar a diario a toda la familia, no era por deporte, escribire sobre ello porque fue muy bonito.
    Perdona por lo extenso, un abrazo,

  3. Alexis!,

    cuando cierras los ojos puedes viajar, ser, sentir…y a veces no hace falta cerrarlos para no ver lo que la razón nos dicta. Si eres capaz de cerrar los ojos y sentir, y soñar, y viajar…entonces es porque todo ello forma parte de tí.

    Un beso grande.

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