Aquel viejo bar.

Me tome un café, me fumé un cigarrillo y las horas pasaron mezcladas entre el gris de mi respiro y el gris de la ciudad.

Me quedé sola, mirando, pensando tras la ventanilla de aquel viejo bar que te quiero, que me equivoqué…me equivoqué.

Mírame a los ojos y vuelve otra vez que si no muero, que si no jamás volveré a pedir perdón.

Si quieres hazme el amor otra vez, quédate esta noche y mañana antes de que despierte…vete. Vete de mi vida, de mi alma y llévate contigo este dolor que mata, que ahoga, este dolor embriagado de amor.

Tengo frío, te lo suplico, ¿no ves que es de noche?, ¿no ves que camino sola y borracha de ti?, ¿no ves que no estás y que no existo sin ti?

Las luces me deslumbran, no sé andar, no sé mirar…no sé vivir.

Te amo.

2 comentarios sobre “Aquel viejo bar.”

  1. Las palabras inyectan la fuerza y el dolor que se siente en esos momentos de soledad y amor profundo. Como duele NASIA, pero el amor es como una espada de doble filo. Animo. Un saludo a distancia.

Deja una respuesta