Pongo un pie delante del otro, un, dos, un dos, arrastrándolos , sin ganas pero con determinación, siempre adelante, siempre luchando, con mis miedos, con mis pesadillas, contra el destino, contra mi misma, una vez mas contra mi misma.
Mirarse al espejo cuesta a veces demasiado, el asco invade mi corazón y no se porque motivo, porque razón un día cualquiera empecé a odiarme, a rechazar mi cuerpo, mis pensamientos, a desear no haber existido, a no querer existir. Incluso en los momentos felices aprovechados con la voracidad de un sediento no me quiero, no me valoro, y eso me da rabia, nunca he odiado tanto a nadie como me odio a mi misma.