Llega desde la altura, desde la proximidad estelar,
la vanidosa luz que amortigua los sentidos
y bate sus alas en el crepúsculo.
Me arrebatan las lágrimas, que como rios,
se aferran al cauce de la tierra toda.
¿Qué? se interroga la piedra y el árbol y la nube,
en un júbilo esperanzado de que una voz responda.
¿Qué? se interroga la arquitectura de la nada,
la espectacular somnolencia de los predecible.
Nada responde, como si el silencio fuera todo espejo,
toda reflexión de lo que se mira a sí mismo.
¡Aquí, sobre el sendero, la misma eclosión que allá,
donde habitan las inmensas almas de los muertos!
La serenidad de la arena se aferra a las huellas,
a las mil pisadas de ignorados seres.
Desde la quietud de la nada, se constriñe el sueño
y baten las alas de la idea sublime que crea dioses,
que engendra mitos,
que subyuga la serenidad para ser locura de la tarde.
Sinfonía de esperpentos sobre la proa de la nave:
vivamos sí, pero con la firmeza de una raiz devorada,
de un habre descomunal que aplasta los dientes
contra la historia repetida.
2 comentarios sobre “Batir de Alas”
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Con la corriente mágica de mi ser,
con los sueños de mi corazón,
con las ideas de mi mente,
con la esperanza de mi alma,
camino por el desierto de mi existencia
buscando el verdadero sentido de la vida. Un beso Grekosay
Mi muy querida Morgana:
recalamos en un mismo puerto. Tenía ganas de terminar esta travesía dolorosa e inquietante. Un verano extraño, meticuloso, lleno de juegos sociales y aburridos paisajes. Gracias por complementar el poema…era la síntesis de su compleja arquitectura.