Blanco nuclear.

Me despierto de día,
me encuentro camuflado,
en una página en blanco,
no me encuentro,
eyaculado estoy,
en el líquido lechoso.

El vestido de novia,
queda sublime,
sobre el cuerpo níveo,
de la figura de alabastro,
de la muerte albina,
esculpida en azahar.

Los claveles albares,
compiten con tulipanes,
las rosas vírgenes,
de color inmaculado,
cual amapolas opiáceas,
de testarudo color cano,
muestran sus matices,
a la tenue luz blanca.

Campos de algodón dulce,
conforman las nubes,
de cirróticas formas,
aclarando en su fondo,
el preciado azul celeste,
de la mañana fresca,
recien estrenada hoy.

Granos alargados de arroz,
llueven de cielos claros,
que incitan al amor,
de forma apasionada,
en la claridad creciente,
del mundo eterno de la luz.

Pálido liquido espermático,
de vida en suspensión amniótica,
en espiral envolvente de creación,
buscando complacer a su víctima,
en forma de geiser inagotable.

La cálida nieve,
cae pausadamente,
anunciándonos,
la llegada irremisible,
del invierno cruel,
mientras nos protegen,
del recio sol calefactor,
las sábanas blancas.

Me asomo a la ventana,
sólo veo un átomo infinito,
de creación nueva literaria,
que me dice que esta vez,
estamos en el núcleo central,
que el escrito ha hecho diana,
ha dado realmente en el blanco.

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