Cascara de Huevo

Una tarde otra, mis zapatos y yo, fuimos juntos a pasear, paso a paso, despacio, sin demasiada prisa. Me fijaba en las facciones y rastros de rostros que transmiten emociones a través de una simple y compleja mirada. Ojos bonitos. Así de sencillo es esto.
Ahí está. Con una bonita mirada. Todo ese escenario. Lo llaman… “parte de la vida Real”,dicho de otra manera: la Urbe, donde salimos a mostrarnos tal cual somos o tal cual realmente fingimos ser, eso depende de cada cual. Es así… Necesario para fingir con sinceridad y credibilidad. Mostrándonos tal cual somos, incluyendo el Rol que interpretamos ser.
¿Quién inventó las calles? Dice esta pregunta.

Toda suerte de mundos se cruzan en silencio, unos hablando y haciendo ruido, dirigiéndose a donde quiera que vayan. Y otros y otras en silencio: “¡Taxi, Taxi!” Grita una mano levantada, mientras los pies se ponen casi de puntillas. “Pobre tendón”- debió pensar un tal Aquiles.
Miles de zapatos. Miles de cordones y de suelas gastadas o no gastadas, invaden la calle, que reside en cualquier vía pública. Su presencia es para todos y todas o viceversa.
“¿Y la calle tal?”
“¡Pero cual!” Podría pensar o responder el lector o la lectora que está o ha estado de vacaciones y aprovechó o aprovecha para pasear, leer. Descansar la vista cansada de tanto leer, escribir.
Un momento libre, un rato libre, también puede ser una Vacación. O unas vacaciones si no nos estamos quietos, o vamos a diferentes lugares. Aporta esta pequeña reflexión.

Miles, más o menos, de neumáticos de vehículos a motor o sin motor, como las bicicletas, van aislando a sus conductores y conductoras de la energía de la tierra, y a cambio siguen avanzando como si tal cosa, hasta llegar a sus destinos…Allí se apean. “¡Un momento que busco la llave de la puerta!” anuncia una mano desde dentro de un bolso. (Conste que las manos hablan de otra manera, pero hablan.) Mientras el lector sigue leyendo, aparece la llave… ¿Qué llave? Dice esta pregunta. ¿Llevas las lentillas? Pregunta al acecho..

Miles y miles de ojos con o sin gafas, miran hacia allí. Hacia aquí. ¿Hacia donde?
Miles de Oídos intentando escuchar.
Y unos muy pocos, intentando escucharse.

En ese escenario hay un manto de ruido de convivencia y humanidad. Personas abandonadas a su suerte si creen en ella. Manteros al acecho, vigilando a la policía, y agentes vigilando a los manteros. Todos juegan al mismo juego. Unos ganarán, otros ganarán un fracaso más. Diferentes bando, mismo juego. Diferentes motivos, mismo juego.
¿Pero a qué? Quiere saber esta pregunta. Las preguntas tienen vida. Las preguntas tienen curiosidad. A veces no reciben respuesta. La indiferencia puede ser una… ¿respuesta? ¿0 una señal, un gesto?

Hay un taconeo intermitente, tacatin tacatán, un taconeo que baja por unas escaleras. Se mezcla con algún que otro claxon. El taconeo es música. Pero… ¿¡La vecina no duerme nunca!? También se puede escuchar al viento llevándose lo que encuentre al aire libre y que puede ser aireado por los cielos del mundo redondo. ¿Que edad tiene el viento? Dice esta pregunta. ¡Cuando viene el tren, los tacones aceleran el paso! Pobre tendón, dijo un tal Aquiles. ¡Esto me suena de algo! Profesa la duda.

En ese escenario se puede escuchar la vibración de una gran orquesta de cuerdas vocales que tienen mucho que callar o decir.
La gran sordera, de no querer escuchar, mirar cara a cara a la salvaje y paradójica vida.
Sus paredes y fachadas, pueden tener una cualquiera Ciudad, llenas de mensajes y pintadas para vergüenza del alcalde o alcaldesa. ¡¡ Butano ¡! Grita a golpes una voz extranjera de aquí.
La brigada de limpieza acaba de empezar. El bocadillo, para luego, y según y como, puede que hasta haya porrón de vino. Allí enfrente control de Alcoholemia, anuncia una señal de Balizamiento. ¡¡Sople usted aquí!!

También en ese escenario llamado ciudad, llamado urbe (urbanización es cosa otra, verá usted) actúa una mente colectiva, la misma mente colectiva que ha creado sus pintadas en las paredes, y sus mitos, sus dioses e ídolos. El dinero sigue siendo para muchos un Dios. Vivir sin dinero es complicado. Es problemático. Necesario Dios parece ser el Dinero. Poderoso Caballero también para algunos y algunas. ¡¡ Abuela, Abuela su cambio!! Reclama una honrada tendera. Al Cesar lo que es del Cesar y ….
Se suele decir que muchas opiniones e ideas, proceden del gran supermercado de ideas y pensamientos, que la gran mayoría de nosotras y nosotros o viceversa hemos sido o somos simbióticos usuarios, como si estuviese mal visto decir “No lo sé”. Como si tuviésemos que avergonzarnos de no tener opiniones. O como si fuese un delito no tener cultura. ¿Parte de la cultura está manipulada, reservada, para satisfacer intereses particulares? Escribe esta pregunta.

Veo venir a una joven de frente. Su perrito pequeño olfatea el aire. Creo que el diccionario lo llama Ventear. ¿Pues que buscará? La joven lleva un cigarro en la mano. Posiblemente no pretende dejar de fumar. Y un tatuaje asoma en silencio sobre su blanca piel. Su hermoso rostro está taladrado con trozos de hierro o moderna metralla: “Piercing” según dice el hombre moderno y civilizado. Parece una metralla voluntaria. ¿Llevar metralla voluntaria en el cuerpo, representan restos de “Mamá mira que tengo”. El cuerpo ya tiene orificios naturales, y la naturaleza no recibe lecciones. No entendemos a la naturaleza. ¿Y cuantas veces, hace falta una cesárea? Dice esta pregunta.
Dicen que muchos de esos cortes para parir, se hacen por cuestiones de horarios… Parece que no se quiere esperar a que ciertas cosas se sucedan según su propio ritmo.
¡Que la naturaleza del parto se adapte a mi horario! ¿Pensará esto el o la médico? Dice esta pregunta. ¿Doctora acaso vas a llegar tarde al colmado? Hoy día, en muchas ciudades, los colmados cierran tarde.

Las gentes caminan sobre calles que callan, con ayuda del silencio. Pero hay un claxon. Una señal acústica, según un Real Decreto. Que a veces lo estropea todo.
Estas calles que duermen sobre estas camas de asfalto grisáceo no tienen miedos, ni medios para tener miedos. La calle oscura inspira miedo, temor del tipo: ¿Me vienes a buscar?
La joven del perrito, que lo acaba de atar a un silencioso árbol, compra una barra de medio en la panadería, mientras el barrendero barre, algo le hace gracia, va riendo. ¿Cuál es el oficio más divertido? Dice esta pregunta. El de barrendero. ¿Por qué? Por qué siempre “Barriendo”. Ya sabia que era mal chiste. Las calles calladas no tienen convicciones de tipo religioso -aunque nos agobien con el proselitismo, tal cual campañas político- publicitarias religiosas. Las calles no entienden de política, aunque haya puños levantados insinuando indiscretamente, clamando: Votadme, votadme.
¿Quien inventó las calles? Vuelve a insistir la curiosa pregunta…. Aunque hay preguntas trampas. ¿Las maquinas de asfaltar?
Mientras, la brisa se lleva un sombrero, -¿para no tener frío en la cabeza? Dice esta pregunta-le entra la risa a un chiquilla… ¿te llamas Marisa? Se nota que tienes buena risa.

Es momento de pasear, para calmar la mente que acaba de discutir con su suegra, o con la pareja. Paseos, para pasear, para salir a estirar primero una pierna y luego la otra. Si caminásemos con las dos piernas a la vez, imitaríamos a los canguros, y nos dolería mucho la espalda.
Paseos para ir cobrar el talón de ayer por la tarde, o para ir a comprar medio kilo de pimientos, ¡si puede ser que no sean de los que pican!

Paseos para pasear al perro, bajo la atenta mirada de aquella niña con rostro asustado y que intenta hacerse a un lado. Su hermano, ajeno a ese pequeño detalle, empieza a morder el bocadillo con un bocado. Y su abuelo espera sentado en el banco de al lado, donde en verano venden helados.
Una niña tiene helado en la punta de la nariz. Pero ella sigue disfrutando. ¿Será de fresa?

Hay que ir a visitar a la abuela que se recupera de una enfermedad…. Allí donde las auxiliares vestidas de blanco atienden con algo de indiferencia o automatismo a quien se encuentre sobre la cama, aguardando un tesoro gratuito llamado Salud, a veces propiedad de ciertas industrias farmacéuticas, que venden predisposiciones a enfermar en forma de medicamentos o remedios casi milagrosos (…) puntos suspensivos entre paréntesis

¿Qué debe haber debajo de ese escenario? ¿Una vieja jaula de canario? Palacios sucios y asquerosos, llenos de objetos perdidos que se perdieron en su día, uando fueron refugios de una guerra. Refugios, quizá llenos de miedo y temor.
Quizás haya tierra condenada a ser mutilada por maquinas hacedoras de túneles y asfalto. O Heridas gigantes en el subsuelo, para que podamos comprar un billete de transporte público subterráneo, y así llegar antes.
¿Qué hay debajo de ese escenario que parece una ciudad en el subsuelo? Raíces de árboles. Quizá… ¡Un escarabajo aquí debajo! ¡Cañerías y Alcantarillado!
¡A la joven empresaria se le han caído las llaves del coche allá abajo, por la alcantarilla!

Ese escenario llamado urbe, tiene miles de ojos que miran entre pestañas, muchas maquilladas. ¡Pero no todas!
Tiene miles de ojos fríos y metálicos que se abren y cierran con colores verde, rojo y ámbar, son ojos que te dicen que pases o te quedes quieto, también te dicen que acciones el pedal de las prisas, o que pises el freno. Mientras tanto, otros ojos miran y miran, miran ojos y expresiones que vienen de frente, miran cabelleras que se mueven, miran animales perrunos haciendo juegos de hocico en el parque, miran bicicletas que están ahí, a punto de iniciar la marcha, miran pintadas en paredes. Miran material discográfico sobre una tela, ¡Si puede ser que no venga la policía! Debió pensar alguien.
Las fuerzas de orden público irrumpen en un piso y desmantelan una red de prostitución. Abajo en la calle están los furgones esperando. Y en el televisor de una tienda de electrodomésticos, un político dando a entender, mitin a los pies, que cuantas más personas más jugaremos y reiremos.

Hay miradas, que miran a jovencitas pidiendo monedas para su bebé, en la puerta de un gran almacén en rebajas. No parece que sea Beneficencia, allí hay misioneros buena gente. En los grandes almacenes hay buenos vendedores.
Gentes que miran jovencitas por televisión, al descubierto, prostituyendo su sexualidad a cambio de algún billete más o menos grande, mientras que en la misma cadena de televisión, una periodista cuenta en un reportaje, la gran cantidad de dinero que gana una joven, a la que sí ocultan la cara y distorsionan la voz, para no ser reconocida y que prostituye su sexo de forma lujosa, en algún confortable piso. Vaya injusticia, unas prostitutas tienen derecho a la intimidad televisiva, y otras tienen derecho a la exhibición televisiva. ¿A las prostitutas les gusta que las miren a los ojos? ¿Temen esa forma de relación? Dicen estas dos preguntas. ¡Que conste que el sexo es gratis!

Escenarios de Ciudad, que la lluvia limpia provisionalmente, cuando estamos paseando a nuestros zapatos. Cuando salimos del parking desorientados pensando “¿Luego sabré localizar este lugar?”

Pase lo que pase, las calles, las avenidas y las ciudades seguirán teniendo sus olores y aromas, sus incidencias y sus sinsentidos. Y los semáforos funcionen o no funcionen seguirán llamando nuestra atención aunque no les hagamos demasiado caso. Pase lo que pase alguien seguirá paseando por el paseo, o podrá leer el periódico o un buen libro en el banco del parque tranquilo. Y siempre habrá, de tarde en tarde, alguna mano canalla que lanzará huevos a alguien desde una ventana cobarde. Y muy de tarde en tarde, habrá alguien quemando algún contenedor de basura, cuyo contenido hay que incinerar en la planta de gestión de residuos. Y tarde o temprano vendrá la brigada municipal a limpiar y recoger las hojas secas de los árboles y los restos de cáscaras de huevo chafadas en el pavimento, y cuando acaben se irán a otro lugar, donde lo más seguro haya más de lo mismo: Hojas libres por los suelos, llenas de pisadas, y restos de…. que una mano lanzó desde una cobarde ventana y sin respeto alguno.

En aquella fachada, de allí enfrente, sigue aguantando el recorrido de las lluvias, aquel mensaje escrito con spray que reza: “Fachas tenéis la sangre roja y el corazón en la Izquierda” Y a la vuelta de la esquina otro que pone “Jaime y Berta son novios”.
Dicen que si las paredes pudiesen hablar… Eso dicen quienes entienden de estas cosas. Porqué si no, no lo dirían. Ojalá, que algún científico logre hacer hablar a las paredes, que tanto han visto.

¡Tengan un buen día! ¡Decía alguien tiempo atrás mientras salía de este genial portal de Poesías y Cuentos!

Un comentario sobre “Cascara de Huevo”

  1. Tu texto son vacaciones para este momento y para mí, si fuera pintor se me ocurriría una grilla con cada situación en un cuadro; esa es la ciudad y la vida y cuantas realidades se dan allí. En la calle se vive la verdadera hostilidad del mundo y allí se lee el libro de las paredes que es un tomo muy bueno y muy intenso. Buen texto, para el corazón que tenía una abertura, esto es cáscara de huevo.

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