Nota: Esta aventura es totalmente cierta, verdadera y real en el cien por cien de toda ella.
1.- !Cercados!: Prólogo de Lunes a Viernes.
Desde el lunes 13 de junio de 1994 hasta el viernes 17 de junio de 1994, lo paso escuchando las noticias, en la ciudad de Ambato (Tungurahua- Ecuador) donde estoy trabajando como Jefe de Redacción y único escritor (salvo dos textos que permito al fotógrafo de la revista y a un famoso historiadoer de la ciudad) de la Revista Ambato Internacional número 2. En el Hotel Cevallos, donde me tiene el dueño de la Revista, Jaime Vásconez, de infausto recuerdo para mí y para mi familia, me han robado toda mi ropa deportiva, unos zapatos de tenis, un frasco de colonia masculina y algunas cosas más. Yo, en revancha, he quemado la colcha de la cama con uno de mis cigarrillos.
!Menudo agujero les he hecho en la manta para que se acuerden de mí!. Además en la Casa Brasil de Ambato me dan de comer muy poco, muy mal y siempre lo mismo, debido solo a la tacañería de Jaime. Para poder superar el hambre tengo que pagar de mi propio bolsillo los desayunos, los cigarrillos, alguna que otra merienda y las cenas. Por si fuera poco me han instalado un cochambroso televisor que muchas veces me lo inutilizan. Todas las emisoras radiofónicas del país están dando noticias del próximo levantamiento de los indígenas de Tungurahua. Se quieren levantar contra los criollos, contra los blancos y contra todos aquellos que no quieran seguir su ideología política, entre ellas la de los Pachakutik, dominados, alienados y alineados por sus líderes paganos: chamanes, brujos, brujas, hechiceros y demás ralea que sólo quieren, porque así los explotan mejor, que los pobres indígenas, a los que dicen falsamente amar, sigan en el subdesarrollo y la ignorancia. Entre los líderers despóticos de los indígenas como un tal Macas (que aplican las leyes violentas que les viene en gana, sobre todo para castigar a sus pobres mujeres a las que ni tan siquiera les permiten vestir modernas porque no las permiten elegir y a las cuales golpean sin piedad con ortigas cuando caen en el embrutecimiento de las borrracheras muy comunes en todos ellos y que no tienen piedad de ellas aunque les quebranten los huesos a golpes) se encuentra un tal Doctor Miño, un líder del Partido Comunista Ecuatoriano al cual descubrí en un Acto celebrado en la Casa de la Cultura de Tungurahua, en Ambato, intentando crear odio contra España (!y eso que se apellida Miño!) para ganarse los votos políticos porque lo que quiere no es liberar a los indígenas sino subir en el escalafón de la política ecuatoriana que en estos días está totalmente empezando a corromperse. Su discurso antiespañol es cortado de raíz cuando alguien le avisa que estoy tomando nota de todo lo que dice. Se le muda el color de la cara y astutamente desvía la conversación. Pero yo ya he registrado sus frases antiespañolas y sus arengas a las pobres e inocentes chavalas indígenas de que aprendan el quechua y minusvaloren el idioma español (!y eso que se apellida Miño!). !Menudo sinvergüenza!. Paso hasta el jueves con los últimos recursos económicos que me quedan. Dicen los líderes indígenas (bocazas ellos) que van a cerrar toda la Provincia (bocazas ellos vuelvo a repetir) durante toda la semana siguiente. No tengo más dinero que el suficiente para subsistir el viernes y nada más. Pero confío en Dios nuevamente. La noche que separa al jueves 16 de junio de 1994 a la madrugada de famoso viernes 17 de junio de 1994, fecha en la que comienza el Campeonato Mundial de Fútbol de los Estados Unidos, la paso en vela. Veo, por las ventanas de mi habitación del Hotel Cevallos, bajar por las laderas grupos alienados y alineados de indígenas, hombres y mujeres, creyendo que van a conseguir su objetivo. Esto es una batalla entre los cristianos liderados por Jesucrito (entre ellos hay también indígenas libres) y los indígenas mamarrachos que adoran al Sol, a la Mama Pacha y, sobre todo, a sus chamanes, brujos y hechiceros. Pero ya se sabe que quien tira piedras sobre su propio tejado lo único que consigue es destruir su propia vivienda y quien escupe contra el cielo lo único que consigue es que el escupitinajo le caiga sobre su propio rostro. El caso es que me levanto un poco pasadas las 5 de la madrugada, meto todas mis pertenencias en la bolsa de deporte, de la cual ya digo que me han robado toda mi ropa deportiva alguien del Hotel Cevallos, y salgo a la calle a dar unas vueltas hasta que abren el restaurante donde suelo tomar mi desayuno americano casi todos los días. Después de desayunar, cuando ya están abiertas las oficinas de la Revista Ambato Internacional voy en dirección hacia el Edificio “El Heraldo” de Ambato, en cuyo tercer piso están situadas dichas oficinas. Todas estas luchas internas de los ecuatorianos entre sí me importan menos que un pimiento y, a estas alturas, conociendo ciertas cosas que aclararé al final de las aventuras, me importa un carajo si la Revista se publica o no se publica. Yo he trabajado incluso mucho más de lo que se me había pedido y tengo la conciencia tranquila. Quizás Jaime Vásconez no la tenga de la misma manera. Ya explicaré a su debido tiempo. Lo único que me interesa es salir de Ambato antes de que se produzca el cierre de todas las carreteras, caminos y vericuetos que lleguen hasta Quito. Lo único que deseo, de verdad, es salir de esta ratonera y llegar a Quito con mi familia; entre otras cosas porque no tengo dinero para aguantar sin comer ni un día más, pero principalmente porque ya estoy hasta las narices de todo lo que he visto en Ambato y, sobre todo, de todo lo que ocurre en la Revista Ambato Internacional. !Así que, una vez abiertas las puertas de la oficina de la Revista Ambato Internacional, subo para despedirme de mis compañeros y copañeras de trabajo. No me interesa para nada despedirme de los Vásconez, pero está allí Pablo Vásconez, el “hermanito”, y le digo cuáles son mis planes: !subirme en el autocar que sale a las 6 de la madrugada de la ciudad de Ambato con la intención de salir antes de que los indígenas cierren toda la ciudad y largarme inmediatamente de allí!. Eso es lo que hago, bajando sin dudar las escaleras y buscando dicho autocar. Pablo ha avisado por teléfono a su hermano Jaime Váconez, que a pesar de ser el dueño de la Revista es siempre el último en llegar a trabajar, de que he decidido largarme sin despedirme de él. Sé muy bien por qué lo hago. Y llego a la plaza donde hay varios autocares que se están llenando de humildes y sencillos ecuatorianos más agún que otro extranjero, que quieren salir de la ciudad. Estoy dispuesto a subir a uno de estos autocares mientras enciendo, con total tranquilidad, diversos cigarrilos Belmont esperando la orden de salida y con un pie ya casi en la plataforma del autocar. Sólo toca esperar a ver qué se decide. Salir o no salir. He ahí la cuestión (como diría Shakespeare) y vamos a ver si salimos o no salimos de la ciudad y de la provincia hasta llegar sanos y salvos a Quito.
2.- !Cercados!: Unidos a la caravana.
Con todo mi equipaje ya preparado para subir al autocar pues se ha decidido por aclamación popular que debemos intentarlo, comienzan a sonar las voces de los ayudantes de los chóferes: “!A Quito!. !A Quito!. !Venga que salimos para Quito!”. Cuando ya estoy a punto de subir a uno de ellos llega, rápidamente y con el susto metido dentro de su cuerpo, Jaime Vásconez que me ruega que no le abandone ahora porque es muy importante que lleguen las revistas a la capital ecuatoriana. Sé positivamente que ha estado todos los meses engañándome, o mejor dicho queriéndome engañar, al ofrecerme un contrato de trabajo que nunca lo redactó. O sea, me ha tenido trabajando y explotando sin contrato laboral alguno para poder echarme de la Revista cuando a él le diese la gana. Le miro a la cara. A mí ya no me importa en absoluto lo que haga este estafador que se está gastando todo el dinero que se ha ganado gracias al esfuerzo de los jóvenes trabajadores y trabajadoras, tan expoliados como yo e incluso introduciendo, el famoso Jaime, a sus familiares, que tienen mucho dinero, para ganarse las mejores comisiones de ventas. Le miro y siento vergüenza ajena pero le digo que sí, que no le voy a dejar solo en las riesgosas aventuras que nos han de suceder a partir de ahora. Así que los autocares se marchan junto con diversos camiones y automóviles, formando una larga caravana porque ha surgido la feliz noticia, confirmada, de que el ejército abre la marcha con un camión lleno de soldados para entrar en acción contra los indígenas en caso de que sea necesario. La orden es escoltar a la caravana hasta la ciudad de Quito. Jaime y yo montamos en la pequeña furgoneta donde están los ejemplares de la Revista y comenzamos a dar vueltas por las calles de Ambato hasta que, por fin, descubrimos a la caravana y nos unimos a ella ocupando uno de los últimos lugares. ¿Será verdad eso de que los últimos serán los primeros?. ¿Seremos nosotros los primeros en romper el cerco de la ciudad y los únicos hombres blancos que consigan derrotar al cerco indígena hasta llegar a Quito?. Eso sólo lo sabe Dios…Enciendo tranquilamente un Belmont mientras Jaime comienza a comer caramelos y va chupando limones por eso de combatir los nervios y el mareo.
3.- !Cercados!: Los temblores de Jaime.
Mientras caminamos lentamente, pero seguros, escoltados por el camión de los militares, yo recuerdo a Pedro Fermín Cevallos, jurista ecuatoriano nacido en esta ciudad de Ambato en 1812 y muerto en Quito en 1893. Escribió “Resumen de la Historia del Ecuador desde sus orígenes hasta 1845” publicado en 1870 y su “Instituciones del derecho práctico ecuatoriano” aparecido en 1867. ¿Derechos?. !Aquí todos, al parecer, reclaman sus derechos pero nadie quiere aceptar sus obligaciones!. Los indígenas, por ejemplo, están muy soliviantados porque ayer un loco ha matado a uno de ellos con un disparo de pistola en la sien. En Ecuador ha comenzado la época más execrable de su Historia y la corrupción empieza ya a ser evidente. Los primeros emigrantes, totalmente arruinados por diversa trampas de los banqueros y otros empresarios como Cooperativas con nombres de santos y de santas por ejemplo (que hasta ahí llega la hipocresía) empiezan a salir del país hacia otros lugares donde poder al menos subsistir. Por mi parte sigo sereno mientras comenzamos a salir de la ciudad porque he colaborado al máximo para convertir la Revista Ambato Internacional número 1, que no es más que una especie de directorio como las páginas amarilas telefónicas, llena de anuncios y más anuncios y casi nada de interés como lectura. Destaca, sin niguna clase de vanidad, una entrevista en las primeras páginas que he echo a uno de los hombres ilustres de la ciudad de Ambato, que creo que se apellida Panchano o algo parecido y que es de lo poco interesante que hay en dicho ejemplar y sobre la cual he oído una crítica propia absolutamente de una ignorante, de la hermana de Jaime, que de ventas sabrá mucho pero que de lo que es una entrevista periodística no tiene ni la menor idea por la enomre bobada que le he oído decir y que como es una verdadera simpleza ni la detallo en este texto. No vale la pena malgastar el tiempo con palabras escritas sabias para contar de palabras habladas necias.Bien. Lo digo. Que resulta que ella dice que no es bueno poner en una entrevista periodística la pregutna y la respuesta sino un resumen de la entrevista. !Pura ignorancia elevada al grado máximo!. Una buena entrevista siempre tiene pregut a y respuesta; pues el resumen que ella dice no es una Entrevista sino, como mucho, un Nota periodística. !Ni idea tiene de Periodismo!. Bueno, pues yo he hecho un enorme esfuerzo para convertir la Revista Ambato Internacional número 1 en una verdadera Revista Ambato Internacional número 2; a la cual alguien ya ha calificado como la mejor revista del Ecuador en aquel año de 1994. Poco me importa o nada me importa ya que sea cierto o no sea cierto. Yo sólo quiero, con la ayuda de Dios, irme para Quito y tener Fe en que Dios ayudará al futuro de mi familia cuando me traicione definitvamente este Jaime que va diciendo por ahí que tiene mucho abolengo según un libro heráldico que tiene en su casa encuadernado con lujosas pastas y que yo creo que es, nada más, una de sus muchas mentiras. Pero no le voy a abandonar ahora. Estoy dispuesto a acompañarle en este intento de pasar a la Historia del Ecuador como los únicos hombres blancos que rompieron aquel férreo cerco de los indígenas. Con estos pensamientos llegamos al famoso Puente de piedra de Izamba que es la salida de la ciudad para tomar la carretera que nos guíe hasta Quito. Aquí a veces se caen los vehículos al fondo y ha habido ya varios muertos por esa circunstancia. Pero ahora todos estamos seguros de que el ejército va a defender nuestros derechos, ya que tantos discursos sobre los derechos de los ecuatorianos he tenido que escuchar durante todo este año… !y la cantidad de discursos que me tocará seguir escuchando durante una década más si no morimos Jaime y yo en estas aventuras, pues los indígenas están tan rabiosos por el asesinato de uno de ellos el día de ayer que ya, borrachos como están siempre, son capaces de cortar el cuello a alguien (esa es la valentía que tienen sólo cuando están bebidos y bajan a la ciudad de Ambato a asustar y envalentonarse ante la población cuando sólo son marionetas movidas por sus líderes que los tienen embrutecidos). Vamos tranquilos porque los militares han jurado defender nuestros derechos… pero… !menuda sorpresa nos espera pocos kilómetros más adelante!.
4.- !Cercados!: El abandono de los militares.
Jaime Váconez sonríe con una de sus falsas sonrisas pero está dispuesto a realizar las aventuras. Yo también sonrío pero es por otra cosa. Entonces es cuando nos llegan noticias de que los indígenas han cerrado la carretera en bloque y los militares han decidido abandonar la posible batalla. Nadie puede creérselo y esperamos la confirmación o negación de los rumores. !Es cierto!. Los militares han abandonado y nos han dejado solos ante el peligro indígena. Lo comprobamos cuando vemos al camión donde van, regresar a toda velocidad hacia la ciudad de Ambato. Algún alto cargo militar ha traicionado a la caravana dejándola abandonada a la suerte de Dios. !Así de corruptos eran algunos altos cargos militares ecuatorianos de aquel entonces!. En seguida comienza el caos. Decenas y decenas de autocares, camionetas y automóviles de todos los tamaños dan la vuelta y huyen despavoridos hacia la ciudad de Ambato. Jaime no reacciona y yo estoy sólo pensando en Quito… así que cuando nos damos cuenta estamos cara a cara contra unos furibundos hombres y mujeres indígenas que o vienen borrachos o están drogados por efecto de alguna sustancia psicotrópica, porque llegan a nuestra altura dispuestos, con sus guadañas, a romper las ruedas de la pequeña furgoneta o a rayar toda su carrocería o incluso a rebanarnos el cuello. Así que Jaime despierta de su modorra y reacciona poniendo la marcha atrás. Yo veo el rostro de los indígenas y me entra la risa y pena a la vez. La pequeña furgoneta da un salto hacia atrás y se estrellaa contra la parte delantera de un automóvil que hay situado tras el nuestro. Abolladura de chapa y rasguños proufundos en ambos automóbviles cuando ya el mamarracho de la guadaña está a pocos centímetros de nosotros. Jaime, en un rápido viraje, da la vuetla y nos vamos ya de frente hacia atrás pero los indígenas son muchos (sólo son valientes cuando son muchos y nosotros sólo somos un pequeño y reducido grupo de automóviles que estamos atrapados entre dos líneas de indígenas: unos por delante y otros por detrás. Pero comienzan los verdadeos milagros de Jesucristo cuando los propietarios de las fincas y chalets de esta zona de la carretera, lo cual es ya un milagro que estemos precisament en esta zona, nos abren las puertas de sus garajes privados , entra cada uno donde puede y hay suficientes espacios y, al cerrarse las puertas, los indígenas quedan burlados y con “un palmo de narices”. Es el comienzo de la batalla entre Jesucristo y los chmanes, brujos, brujas y hechiceros. ¿Quién ha sido el alto cargo militar que nos ha traicionado?.Seguro que es alguno de esos que salen en la televisión cargado su pecho de condecoraciones de honor y de valentía. !Así es la política ecuatoriana aquel año de 1994!. El inicio de una serie de años que serán, repito, los más esperpénticos de la Historia del Ecuador.
5.- !Cercados!: El diálogo con los indígenas.
Bien abrigados gracias a los garajes privados de personas que están apoyando el derecho de la libertad de circulación de las personas y de los automoviles conducidos por personas, del cual los indígenas son tan traidores que no lo admiten; nosotros vamos saliendo, valientemente, a la carretera y dejando los automóviles en los garajes. Somos sólo un grupo muy reducido de hombres y mujeres blancos. Hay también algún que otro extranjero. No tenemos miedo ni a los indígenas que tenemos por delante ni a los indígenas que tenemos por detrás. Alguien, extranjero me parece, insiste en que esto es un atripello a la libertad de circulación de las perso0nas y pide que le dejen comunicarse con su cónsul o con su embajador. Puede ser algún norteamericano quizás. Pero no hay solución. Nadie quiere “mojarse” por nuestra cusa. A alguien se le ocrurre la peregrina idea de ir caminando hasta Salcedo, lo cual es un absurdo pues están los indígenas en la carretara. Comenzamos a contar chistes y nos empezamos a reir de las circunstancias. Esto descompone a los indígenas. No solo no les tenemos miedo sino que todos los hombres y mujeres que formamos el pequeño grupo nos partimos de risa contando chistes más o menos buenos o más o menos malos. A mí también se me ocurre alguno que otro. Entonces es cuando los indígenas, viendo nuestra reacción y que no nos dan miedo, cambian de opinión (su primera opinión era dejarnos allí atrpados durante toda la semana a ver si nos morimos de hambre) y deciden dialogar con nosotros.
6.- !Cercados!: Largos minutos trascendentales.
Viendo que es imposible ponernos en comunciación con ninguna clase de autoridad pues se pasan la “pelota” los unos a los otros y ninguno de ellos toman la firme decisión de hacerles entrar a estos indígenas que parecen caníbales hambrientos como si nosotros fuésemos los culpables de su situación general y de la muerte del indígena del día anterior, decidimos que sí, que es mejor dialogar con los indígenas a ver qué solución le damos al asunto. Jesucristo sigue enfrentándose contra los brujos, hechiceros y chamanes. El diálogo es tenso. Les pedimos que nos dejen tranquilamente regresar hacia la ciudad de Ambato. Durante unos largos minutos que van pasando lentamente los indígenas parlamentan entre ellos. Son tan ridículos que le llaman parlamento al simple echo de hablar. Yo creo que ni siquiera saben lo que significa la palabra parlamento. Después de todos esos largos minutos han decicido que sí, que nos permiten , al pequeño grupo de automóviles que hemos quedado atrapados, salir de los garjes e ir hacia la ciudad de Ambato. Esperamos y conafiamos en que no sea una treta indígena (pues para estas cosas se creen ilusoriamente más “vivos” que los vivos y así les luce su forma de vivir por eso) para destruirnos los automóviles una vez que salgamos de nuevo a la carretera. Pero confiamos en Dios y sacamos los autmóviles. Nunestra pequeña furgoneta es uno de los que van en la parte de atrás de la pequelña caravana que regresa hacia Ambato pero con dignidad. En realidad les hemos dado a estos embrutecidos indígenas una lección de dignidad y por eso sólo nos miran pasar, observándonos, desde ambos lados de la carretera. Algunos de ellos y ellas ríen como si ya nos hubiesen vencido. Pero no… de momento se equivocan… de momento tenemos que regresar pero no para rendirnos precisamente Jaime y yo.
7.- !Cercados!: La mamarrachada de un indígena.
Lentamente y sin ponerse nadie nervioso seguimos nuestra marcha de regreso a la ciudad de Ambato ante la mirada inquisitiva e iqnuisitoria llena de mala quina y mal carácter que por no sólo no saben reir sino ni tan siqueira sonreírle tanto los hombres scomo sus mujeres. Yo voy con mi acostumbrado Belmont encendido y Jaime, mientras conduce, va tragando limón tras limón. Si sigue así le va a entrar algún dolor de estómago seguro. Hasta que entramos a la ciudad por el famoso Puente de piedra de Izamba y… entonces… como en todas partes (seamos indígenas o seamos blancos) hay algún mamarracho de turno. Uno de ellos se me dirige en voz alta diciendo !”!Muerte a los gringos que no nos entienden!”. El muy necio se equivoa en ambas cosas, porque yo no soy ningún gringo y eporque que yo sí le entiendo perfectametne porque ha hablado en español y sé cuales son las verdaderas causas de sus males. Y el necio continúa diciendo, creyendo que yo soy norteamericano: “!A vustras casas, gringos, a ver el Mundial de los Estados Unidos!”. Le miro y me entra la sonrisa de ver su cara de patibulario que tiene pero no digo nada. Gringo es una manera despectiva e insultante que tienen los indígenas (!así son ellos de cultos y educados!) de insultar a los norteamericanos… !y son tan necios que no se dan cuenta de que si los militares de los Estados Unidos quisieran, con una simple pasada de su potente aviación borrarían definitivametne y para siempre a toda la Provincia de Tunguragua entera del mapa mundi!. Pero es que cuando no hay inteligencia, pues la tienen abotargada por el alchohol y las drogas y las hinopsis que les producen sus propios líderes y chamanes, nada se puede hacer más que tener compasión de ellos puies en España sabemos que la ignorancia siempre es atrevida aunque se lleven, por ello, el morrocotudo batacazo. De momento hemos tenido que regresar a Ambato pero esto sólo acaba de comenzar. Jaime me dice qu si estoy dispuesto a intenarlo solos los dos contra todos ellos. Por supuesto que le digo que sí. Pero antes de las fuertes emociones que vendrán después es necesario desayunar, y esta es la segunda vez que desaytuno en este día, y luego decide cambiar la dañada y pequeña furgoneta, que la quiere dejae en un taller, por un fortísimo todoterreno 4 x 4 tipo jeep, a donde ha trasladado todos los ejemplares de la Revista Ambato Internaciomal número 2.
8.- !Cercados!: Cambio de transporte.
Debido a los desperfectos sufridos por la pequeña furgoneta y debido a las larguçisimas horas que puede durar la batlla por salir de Ambato y de Tungurahua entera es necesario cambiar de transporte. Llevamos la furgoneta a un garaje de un amigo de Jasime y nos vamos a desayunar. Como él paga con el dinero de la empresa no hay problema en hartarnos de comer un suculento desyuno con huevos fritos, bacon, patatas fritas, pan, mantequilla, unos buenos tazones de café “tinto”, un poco de coñac y algo de fruta. Con el estómago bien repleto, pues no sabemos cuándo podremos volver a comer, nos cambiamos al jeep “todoterreno” de los llamdos 4 x 4 que está al tope de gasolina. Se ve que es un automóvil verdaderamente resistente. ¿Será capaz este “todoterreno” de hacernos lograr la hazaña de ser los únicos hombres blancos que aquel viernes 17 de junio de 1994 logren salir del cerco indígena o quedaremos derrotados y atrapados por esta especie de “simios” humanos?.
9.- !Cercados!: Calculando las posibilidades.
Tengo que reconocer que, además del desayuno, nos hemos comido un buen plato de cebiche que, dicho sea de paso es plato gastronómico de Costa Rica, México, Panamá, Perú y Ecuador y que consiste en un plato de pescado o camarones, cortados en trozos pequeños y preparados con un adobo de jugo de limón, cebolla picada, sal y ají picante. Nos ha venido de maravilla para tener la mente despejada. De esta manera empezamos a circular por todas las posibles salidas que estén descubiertas o no hayan sido localizadas por los indígenas, Es sólo un cálculo de posibilidades pero es necesario llevarlo a cabo. !Nada!. !No hay posibilidad alguna de salir de Ambato!. !Todoas las carreteras, caminos y vericuetos están tomados por grupos de indígenas que tienen la estúìda manía y perdón por la fuerte palabra pero se la merecen, de levantar fuegos con ruedas llenas de gasolina, de deriibar árboles en medio d ela careetera, de poner pedruscos y otros objetos. ¿Es o no es una estupidez esta fea costumbre de hacer las cosas?. Siento la sonrisa de Jesucristo dentro de mí.
10.- !Cercados!: El 4 x 4.
Ya sabemos que el todoterreno es robusto y potente. Puede ser el automóvil perfecto para este tipo de aventuras. Vamos a iniciar el intento de salir de Ambato. Toda salida es imposible. ¿Toda salida es imposible?. Eso creen los indígenas. Pero ¿qué cremos los que tenemos Fe?. Los que tenemos Fe creemos en los milagros y Jesucristo ya ha hecho varios deste este amanecer. Así que nos ponemos a dar vueltas por la ciudad, no buscando salidas naturales, sino cual puede ser la mejor parte de terreno vegetal, como huertos o praderas o algo por el estilo, para intentarlo con nuestro potente 4 x 4 con sus ruedas macizas que pueden impedir que se pinchen con los vegetales y arbustos. La moneda está en el aire. Ahora es cuestión de saber si somos capaces de salir de Ambato o quedarnos atrapados en esta ciudad durante toda la semana siguiente o hasta cuando les de la gana a los líderes chamanes que engañan a su propio pueblo. El recorrido es arduo y pèsado, pues tenemos que circular practicamente por todos los extrarradios y barrios suburbiales de Ambato. Tenemos que encontrar algún lugar, por muy inhóspito que sea o salvaje que sea o dificultoso que sea para intentar salir de esta trampa indígena. Si ellos son tramposos nosotros tenemos también tenemos derecho a usar nuestras propias trampas permitidas por Jesucristo en esta ocasión en que están en juegos nuestras vidas. Mientras recorremos la ciudad Jaime devora los limones y yo enciendo Belmont tras Belmont. No son nervios. Son sólo distracciones para pasar el tiempo. Y el reloj ya está avanzando. Llevamos ya alguna que otra hora de aventuras.