Colmillos

El Chiquillo aminoró la velocidad de la bicicleta, se adentró lentamente en el bosque, cruzando por el ondulante trazado.

Los rayos de Sol se entremetían a través de alegres hojas, que habitaban en ancianos y al mismo tiempo jóvenes arboles que albergan vida animal (y que los incendios forestales provocados arrebatan impunemente).

Un poco más adelante el camino se desmarcaba del bosque pero sin desentenderse del entorno.
A lo lejos se veía una casa de campo, también se veía ropa tendida bailando gracias a la música del viento (al margen de la sociedad general de autores).

Empiezan a llegar desde esa dirección ladridos de perros, eran varios. El chiquillo se inquieta, aminora todavía más la velocidad…apoya un pie sobre el camino, gira su cabeza y mira a su Tío que en silencio mira hacia el horizonte y después a su sobrino, con el que existe una total comunicación visual…

A lo lejos se manifiesta, en rebeldía o enfado, una figura humana caminando en dirección a donde estaba el chiquillo y su Tío. Delante de aquel hombre se veían los perros. El hombre iba detrás con una vara en la mano. Los perros labraban y avanzaban. Su actitud no aparentaba amistad…
El Tío le dice a su sobrino que se baje de la bicicleta y que no se mueva, que debía permanecer quieto. El chiquillo se pega a su Tío cogiéndose a su mano, buscando una protección adulta y firme.
Los animales rodean al niño y a su Tío, un malhumorado campesino se acerca con aspecto amenazante, con aires prepotentes, con el rostro rojizo.
Segundos después el enfadado propietario, advierte : ¡¡ Ustedes no saben que esto es una propiedad privada !! Decía y amonestaba el hombre. Mientras el niño seguía cogído a su Tío.
¡¡ Esto es una propiedad privada!! Repetía con Orgullo y Altivez!!.

¡Disculpe señor, ya nos vamos!

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