Confesiones a mediodía

Confesiones a Mediodía
Está el sol radiante besando tu cuerpo mientras las nubes se abren… y en medio del mediodía tu boca, roja como las amapolas, detienen el tiempo en mi memoria. Ya, en este mediodía de fulgores, no entiendo ni comprendo nada… absolutamente nada… que no sea acariciarte con los dedos suavemente tu cuerpo… tan suavemente que podría llamarse pecado el hecho de besarte toda entera…

¿Pecado?. Eso dicen las malas lenguas.¿Pecado? le pregunto a una pareja de golondrinas que se están amando en lo alto del torreón. El canto de los jilgueros se escucha…

!Cómo puede ser pecado convertirse en líquido amoroso bañando tu piel trigueña!. Hasta el trigo se ha vuelto verde de tanto sentir tus sueños… si… el trigo verde donde estamos felizmente tumbados en la fresca sombra del laurel. Cerca de nosotros, en el sauce, un pájaro carpintero trabaja… y mis dedos acompañan la sinfonía de recorrer tus labios, tu boca, tu cuello… tu esencia de mujer completa.

Sigues vibrando en mi conciencia continuamente mientras los del pecado corren a llamar a sus dioses… ¿qué dioses son esos? me preguntas tú… y te miro a los ojos y sólo te respondo con un profundo beso en la boca. !Olvida!. !Olvida a los dioses ajenos que nuestro Dios hizo de tu cuerpo una manera de sentir, una manera de vivir y una manera de existir… mucho má sallá del límite de los “peleadores” que buscan un por qué para enterrarte en el fondo de mi olvido.

!Jamás!. Me puedo olvidar de todo… menos de besarte a ti… centímetro a centímetro toda entera.

El sol se oculta y la paz reina en este lado del bosque donde no existen más que las golondrinas ama´ndose, el ruiseñor cantando y tú y yo enlazados en una sola persona…
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Publicado por Diesel el dia 17 de septiembre de 2009.

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