Andaba de librerias, en esa tarea ya comentada de adivinar quién se quedó con el Santo Grial, cuando una voz quebradiza me insinúa que “es un rollo”…”no lo compre”. Miro, y descubro a una mujer, de edad madura, que sostiene en la mano un recetario de cocina. Le sonrío, mientras procuro no formularle la pregunta obligada:
-Y ¿a usted qué le importa?-
Ella, con ademanes altivos y seguros se acerca y arrebatádome el libro que tenía en la mano me responde…
– ¡Es de una autor americano, y por lo tanto no tiene
ni idea de cultura europea!-
Sonrió…y en ese momento dejo el libro en la estantería y le doy las gracias. La verdad es que lo que más me convenció no fue el argumento de la señora, sino el modo tan “actual de empezar a darse cuenta del eso…del “mundo”.
Llego a pagar a la caja y la misma dama, con aire intensamente sugerente, me insinúa al oído:
-¡Aunque otro, europeo…diseña joyas a 6.000 euros-¡
Y es que la cultura nace de misma mano que mece la cuna.
Siempre en verano.