Crónica de la Aldea Dormida (y VI)

Último día de vacaciones en El Ventorrillo. No podía dormir bien y he salido a contemplar las “lágrimas de San Lorenzo”. Bello espectáculo en la bóveda celeste. Estas “lágrimas” me han isnpirado la letra de una canción que he titulado “Sangre de Estrellas” y ahora, durante la mañana, Mauricio ha estado componiéndole música. Mauricio es un artista con la guitarra. Ecuatoriano de Riobamba, lleva ya siete años sin poder visitar su patria. Mauricio está llorando por dentro porque se acaba de enterar de que el amor de toda su vida, allí, en las tierras lejanas del ultramar, se ha compromoetido con otro. Y su dolor profundo le está haciendo producir una bellísima sinfonía. No será nuestra cnación del verano, sino nuestra canción de otoño para ser sentida en medio de las hojas amarillas y el viento…

Me doy un momento para buscar intensamente la sensación de que la vida es un corto suspiro que hay que llenar de transiciones contrapuestas. Miro por última vez a la aldea. Todo permanece dormido a pesar de que la vida discurre por entre los silencios. Después de almorzar nos iremos a la playa a pasar nuestros últimos quince días de verano. me llevaré la “Sangre de las Estrellas” para no olvidar al amor de los imposibles.

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