Crucigrama

Un suceso eventual suele alterar el orden regular de las cosas. Bárbaro y cruel el Diablo anula y destruye la vida de los humanos. Es como un crucigrama lleno de trampas que sirve para separar a las personas (entiéndase matrimonios y amigos) y para ello emplea, entre otros métodos, letras en forma de renglones. Pero es tan inútil y analfabeto que el Diablo escribe y no se le entiende nada y además, en las hojas blancas no pautadas escribe con los renglones torcidos.

El Diablo acude a las Antillas, al Valle de Lérida o a Marruecos (por decir sólo tres lugares cualquiera) para asesorar a su cadí (juez civil en los países musulmanes y supongamos por ejemplo que es Bin Laden ya que vivimos siempre en la actualidad).

No existe la casualidad. Existen causas y consecuencias. En otros tiempos las temperaturas estaban bien controladas. Ya sabéis: primavera era primavera, verano era verano, otoño era otoño e invierno era invierno. Así que lo que está sucediendo hoy en día con estas “extrañas” temperaturas tienen que ver directamente con las labores del Crucigrama del Diablo.

El Diablo intenta despegar y desligar todo lo creado por Dios a través de sus crucigramas satánicos invitando a jugar bajo sus diabólicos planes. Crea, para ello, crucigramas aparentemente sencillos de solucionar pero siempre introduce una palabra clave que es el mensaje que lanza a sus huestes.

Sin embargo ya está descubierto su “juego sucio”. Es un monstruo enfermo con ansias de poder y fama para dominar el Mundo y manejarlo a su antojo o, si no puede, destruirlo por envidia de no poder gobernarlo. El Diablo es un ser ambiguo en lo sexual (digamos que bisexual).

Grietas. Hendiduras en las viviendas de los humildes. Son productos de los mensajes ocultos que el Diablo ha venido utilizando a través de la prensa escrita diurna y ciertos canales de televisión nocturna. !Se acabó el “mal rollo” Godofredo!. Al igual que se pudieron descifrar los jeroglíficos de la Piedra de la Rosetta… ya se ha podido descubrir tus jueguecitos con los crucigramas. ¿Y ahora, sin cabeza, dónde te vas a cobijar?. Yo te lo voy a decir. En el Averno de los inframundos a los que, en verdad, perteneces.

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