Noviembre de 2002. Hace 2 años que sobrepasamos ya el temido milenio. Por causas “especiales” me encuentro en el elegante y moderno barrio de Ipanema, corazón del turismo lujoso de Rio de Janeiro. Estoy tomando café “La Brasileña” mientras se baila bossa nova (“Garota de Ipanema”) que es como el himno oficial del barrio. Un baño posterior en la playa de Arpoador nos viene de relax después de tantos viajes. Estamos celebrando la puesta de sol con aplausos y brindando con caipirinha (2 cuchatradas de azúcar blanca, 1 taza de ron blanco, 2 limas frescas y 1 taza de hielo picado), rodeados de bellas “garotas brasileiras” (mozas quinceañeras que están celebrando sus dieciseis años de edad). Y la vida se sumerge lentamente en un suave soñar…