“Cuando el destino nos gana”.

Sonó el teléfono temprano, todo estaba listo solamente había que seguir el curso de las cosas…
Caminaba por la avenida y entonces me detuve en punta del cielo, una cafetería cerca de la plaza comercial después de ordenar un capuchino irlandés especial (soy algo exigente para el café y solo en este lugar preparan esta bebida, cien años de soledad es un brillante pasatiempo en las mañanas grises,) camine hasta la esquina contraria de la cafetería y levante un celular. Mi primera reacción debía ser entregarlo a la persona que estaba en esa mesa y así lo hice, -Se le ha caído el celular tome, (abrió el bolso) no es mío dijo – inmediatamente después sonó y conteste,

¿Leonor? Ella afirmo, es para ti, un gesto de incredulidad se formo en su rostro y tomo el teléfono. -mmm colgaron ¿en verdad preguntaron por mi? – claro ¿Valla coincidencia no cree?, el si sumado a una mueca fue su respuesta, supe entonces que debía marcharme pues de alguna manera incomodaba a la señorita, -bueno hasta pronto dije, -¿quieres sentarte? Pregunto, pero al decirlo le imprimía una especie de necesidad que no tome en cuenta y que para cuando lo descubriera ya sería demasiado tarde. -Claro, yo he pedido un capuchino irlandés especial ¿y tú? –De moca. (No vale la pena relatar la conversación que tuvimos, quizá lo más importante fue cuando ella fue al tocador) -y que harás después ¿ver alguna peli?, la pregunta lanzada al aire me daría al menos una idea de lo que ella tenía en mente sino el cine quizá haría algo donde de alguna forma yo podría encajar. -tienes buena intuición así es. A decir verdad me fue difícil convencerme de que mi pregunta fuera acertada después ella continuo. Bueno pues ya tengo que irme, – vale yo me quedare un rato mas, mientras buscaba en el bolso la miraba detenidamente, el pelo castaño a la altura del hombro, los ojos claros y la piel blanca hacían en conjunción una mujer muy hermosa, después la note un tanto desesperada, -¿pasa algo? – Si creo que olvide el efectivo y solo traigo la tarjeta, – no te preocupes que te parece si yo invito. ese tipo de cordialidades son raras en mi pero en esta ocasión era de vital importancia. -¿Harías eso por mi?, Gracias en verdad estoy muy apenada no sé como agradecerte, esa era mi oportunidad y antes de que pudiera decir alguna cosa más dije -pero yo si se de que forma. – ¿y cómo? Respondió intrigada – Que te parece si ¿me dejas acompañarte al cine? – no lo sé -puedes decirme ahora mismo que no, descuida que solo era una propuesta a decir verdad no creí que fueras a aceptar -por que no, veamos una peli juntos vamos, me levante enseguida y recorrimos la plaza un par de veces antes de que comenzara la función, ahora mismo no recuerdo el titulo de la película a la que asistimos. ( incluso no es importante relatar lo acontecido dentro de la sala excepto una cosa, recuerdo haberle pedido a Leonor que al término de la función me acompañaría a punta del cielo ya que había olvidado e libro que leía, cien años de soledad) ya en la cafetería, mientras buscaban el libro aproveche para robarle un beso a Leonor, el cual ella acepto de manera un tanto apasionada, en el preciso momento en que sonaba la alarma en el móvil en sincronía con el beso entraba a punta del cielo la que hasta entonces era mi novia. Solo un momento después ella me tomo del brazo y dándome la vuelta al mismo tiempo que me reprochaba e insultaba decía innumerables palabras que en ese instante parecían ininteligibles, Leonor se acomodo en una mesa y miraba atentamente, lo último que dijo y que escuche claramente fue, ahora mismo terminamos, no pude evitar que se notara la complacencia cuando pronuncio aquello, eso quería escuchar gracias, respondí haciendo elogio a lo que me decía, vale Leonor luego te llamo. Mientras me dirigía hacia la puerta dejando a mi ex y a Leonor, no podía dejar de admirar mi magnificencia, todo había concluido en el momento preciso, el celular bajo la mesa de Leonor había sido colocado estratégicamente a mi llegada de manera que solo desde mi mesa yo lo viera, la llamada hecha desde mi teléfono en el saco, he incluso el nombre escrito en el vaso de café (Leonor) en conjunción al momento en que retire el efectivo del bolso, para que de alguna manera (improvisaría después) pasara más tiempo con ella, todo había ocurrido conforme a lo planeado, después solo tuve que olvidarme del libro para regresar a la cafetería a las cuatro y sentarme en la mesa frente a la puerta, ya que aproximadamente mi novia entraría diez minutos después como de costumbre, yo sabía que me vería besando a Leonor y terminaría conmigo, no podía contener la emoción, estaba a punto de salir y entonces ocurrió lo único que de alguna manera había escapado mi comprensión, había calculado la mayoría de los casos posibles, pero concebir el que estaba a punto de suceder era algo incomprensible. Espera no te vayas, dijo mi ex (sonreí, ahora intentara convencerme para que no terminemos – pensé) inmediatamente sonó mi teléfono, aunque lo intuía aun no podía creerlo, hasta que logre ver claramente como Leonor a la que había olvidado a la llegada de mi novia era la que me marcaba. Entonces me di cuenta de todo, Leonor me conocía o al menos conocía mi número telefónico, mientras pensaba en lo que me estaba sucediendo, mi anterior novia complementaba al espera no te vayas, una serie de palabras que no olvidare nunca, “sabes yo conocía todo tu plan” desde que llamaste hoy por la mañana y por eso le he pedido a Leonor que participara en esto, fuiste buen entretenimiento.
Aunque sabía lo que había ocurrido me costaba trabajo comprenderlo satisfactoriamente había dejado escapar una probable situación y esto me estaba costando ahora una especie de humillación que lejos de mostrarme alguna especie de lección me estimulaba a llevar a cabo más detalladamente cada una de mis próximas hazañas. Poco después comenzó a llover, unas gotas gruesas golpeaban los cristales, pedí un expreso doble y me senté en la terraza, el agua caía ciegamente en la sombrilla de la mesa, después encendí un cigarrillo y la tarde avanzaba lentamente – y yo que pensaba que el catorce de febrero no servía de nada.

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