Compis del Vorem. Amigos y amigas de esta simbiótica anhelancia de sentires colgados en las encinas del aire… ahora estoy embarcado así, de pronto, de imprevisto, tan inesperadamente como la llegada de la primavera, como el caliente sol que la desplaza, como las lentas caídas de las hojas del otoño y como los gélidos sufrires invernales, en un programa radiofónico. Y yo tomo el micrófono y lanzo proclamas al viento de las ondas mientras al otro lado, un mogollón de gentes escuchan. Y siento el latir de sus voces cuando hablan conmigo. ¿Hay lugares para la esperanza donde cobijar al niño de la calle que duerme en un soportal o a la mujer golpeada y abandonada por el estúpido machismo hemisferial, o para el hambre de muchos versus la opulencia de unos pocos?. Me pregunto continuamente mientras les intento consolar con mil y unas palabras que se agotan… que se hieren de nostalgia y de sinceridad… que calan en lo hondo de los escuchas… pero el abandono, el maltrato y el hambre siguen ahí. Y se introducen en mis células cerebrales mientras hago esfuerzos para no llorar…
Entonces él, mi amigo de metal, sufre conmigo. “No fallezcas Diesel que yo te acompañaré todos los instantes de este sufrimiento”. Y entonces sientos sus vibraciones, las vibraciones de mi querido micro, entrar por el diafragma y ocupar un amplio espacio en las cavidades de mi corazón. Y siento ánimos para intentar hacerles sonreir a los que sufren, a los que mueren de inanición, a los que me llaman pidieno un poco de compañía. Y les pongo un retazo de músicas entrañables que me hacen de nuevo tener ganas de llorar…
Y él, mi amgo de forma de alcachofa, se transforma en colega, camarada, compañero… y me alienta. Noto sus efluvios llegar a las cesuras de mi cerebro y le tomo un enorme cariño.
Hay micrófonos especiales, muy especiales, tan especiales que es necesario ponerles nombre propio. Al mío, al que sufre y rie y llora y siente nostalgias y se columpia en el centro de todas mis emociones lo llamo Camborio. Camborio de metal con un corazón hecho de sangre…
Te aplaudo públicamente.
Espero que con tus palabras, y sobre todo con tu capacidad para escuchar, puedas ampliar ese cambio positivo de tantas personas,q ue viven en medio de una profunda contradicción. ¡Buen por ti!