Cuando la lluvia se equivoca es que ha venido a mojar mi corazón mientras yo dormía con los besos llenos. ¿Cuántos abrazos en la noche habré dado mientras la lluvia se equivoca de lugar?. Quizás cientos o quizás miles… pero las caricias de los encuentros amorosos siguen viniendo cada noche en que la luna se refugia en el fondo de tus ojos.
Cuando la lluvia se equivoca no ha cedido mi espíritu y ha seguido amando la complicidad sin temblor, alegre, con un poco de magia tan simple como querer seguir besándote.
Cuando la luvia se equivoca he podido oir la luz de las sombras y he escuchado un latir de corazones en el fulgor de la densa noche. Como un rumor de enjambre laborioso he despertado al día, desde lejos, desde la estancia apacible en el más allá de lo visible.
Cuando la lluvia se equivoca yo también sigo amándote