Cuando ruge la Marabunta.

No es fácil argumentar sobre el Botellón, sin caer en moralidades tópicas o en el pánico ante un suceso de masas. Es de suponer que a nadie le puede dar igual. La juventud francesa busca sus derechos a un trabajo digno y se manifiesta. Porque uno de los grandes deberes de la juventud es ser transgresora. Es de suponer que esta Marabunta busca mucho más la gran campanada, el salir en las noticias, el estar moviéndose entre estadísticas de analistas felinos y grandes críticos, que fueron jóvenes, aunque ya sea imperceptible. Creo que batir una marca de masificación es algo que suce en los campos de fútbol, en las playas, en acontecimientos deportivos…pero aquí, son los jóvenes quienes se encaminan hacia Granda para rendir homenaje a su derecho inalienable de hacer lo que la Masa Mande, porque no es acto decidido por la voluntad individual, sino un sentimiento de militancia que impulsa a todos a disolverse en la colectividad,donde el calor es mayor y donde, incluso, los afectos aparezcan con más espontaneidad.

Todo es posible en Granada…¿qué será de tantos que recordarán el momento como uno de los más importantes de su vida? Sólo superable por el Camino de Santiago…el Botellón se erige en el gran Dionisos, en las Bacanales griegas que invitan a la primavera a aprecer de entre las nieblas del largo invierno. Las cabecitas, animadas por el alcohol, pueden ser bombas de relojería. Apuesto que los más avezados en estas lides de la compra encubierta en supermercados y en tienditas de barrio, sabrán echar una mano cuando el “iniciado” encuentre su otro yo en mitad de tantos yoes. El lema sigue siendo un juego de niños. Durará lo que dura un subidón de adrenalina y un descenso de la conciencia hasta donde la conciencia exista. No me gustaría asistir a esta procesión de tapones y bebidas a “morro”. Los humanos siempre ocultamos los olores más íntimos, por ese momento…”de ser diferente”. Roma sentirá que Hispania sigue siendo un País que debe Colonizar para que sea granero de vocaciones y siga celebrando a sus santos con la devoción que siempre puso. Quizá, la beatificación de San Botellón comience porque sacar partido de tanta juventud heterogénea puede ser todo un chollo. Es probable que una O.N.G. se forme para encarrilar este desmedido “animalario”. Puede ser que la Paternidad del Gobierno lleve al hemiciclo un tema tan candente como el del Botellón y sus implicaciones en la nula voluntad del joven para votar. Puede ser que Boadil el Chico vuelve a llorar desde las torres de la Alhambra. Citando las palabras de un alguien presuntamente muerto…
“En verdad, en verdad os digo,
que hoy estaréis conmigo en el Paraíso”.

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