Todo un mundo de tierra mojada reunida en la concéntrica playa de los deseos. La barca es hogar para la arena húmeda mientras el viento levanta pájaros de la hierba. Al lado de cada grupo de ráices desnudas, los tilos abrigan a sus nuevas diosas en forma de girándulas aéreas. Detrás de todas las cosas existe el alma de las rosas blancas trepadas sobre un muro negro donde alguien ha pintado una luna azul que cae en el centro de las mariposas multicolores para cazarlas al vuelo. Alguien moldea flores voladoras que beben de los pechos del viento. No puedo olvidar el sueño y me quedo hondamente dormido en los ojos de los demás. Ya no queda más historia que el cuadro pintado bajo las lluvias del invierno. Cuando uno se pregunta… no existe el tiempo.
2 comentarios sobre “Cuando uno se pregunta… no existe el tiempo.”
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Cuando alguien se pregunta ¿dónde quedan las horas de los deseos?, el tiempo se retrotrae a una escena como la aquí presente, donde lo hondamente vivido es una historia atemporal. Sí. Efectivamente. Cuando alguien se pregunta no existe el tiempo necesario más que el de la repentina respuesta.
No, no existe el tiempo en la imagen grabada en la retina o el sueño que deja su impronta en la mente.
Bonito fragmento,lleno de imágenes, visual, pictórico.