Cuando ya no te quiera,
querido poeta peregrino…
cuando seas hermético gorrión
podrás contar siempre conmigo.
Seré tu paloma mensajera,
cuando envíes un verso sin destino
y en las horas del crepúsculo doliente
beberemos de la bota el viejo vino.
Cuando ya no te quiera,
poeta del amor y del olvido,
seré sólo ese jazmín
que te servirá de enésimo camino
y sentados silenciosos en el jardín
seremos para siempre dos amigos.