De Falla a Beethoven pasando por Churlionis

Música.
Música.
Música.

Me engancho otra vez, en esta pacífica noche, a Radio Clásica de Radio Nacional de España. Escucho tres conciertos encadenados y me encadeno a las vibraciones de mi espíritu. Primeramente está sonando la orquesta con la voz femenina de Leva Curnevaitis. !Qué difícil no perder el control de los sentidos!. Está sonando “La danza ritual del fuego” perteneciente al ballet en un acto de Manuel de Falla titulado El amor brujo. Escrito en 1915 inspirado en un texto de Martínez Sierra, narrando los relatos fantásticos de una gitana (dedicado a la bailadora andaluza Pastora Imperio) con centro en la leyenda del amante muerto que aparece cada vez que otro intenta reemplazarlo hasta que un beso en la boca acaba con el hechizo.

Con El amor brujo, el compositor gaditano Manuel de Falla llega a la cumbre de sus fuentes musicales. El libreto de de El amor brujo fue escrito por el poeta modernista (sentimental y madrileño) Gregorio Martínez Sierra. Y ahora, al escuchar embelesado esta “Danza ritual del fuego” siento poesía musical en el ambiente de mi habitación. La luz anaranjada de mi lámpara hace crecer el piano y la voz de Leva eleva la atmósfera con una cálida sensación de estar transportándome al mundo de las hogueras infinitas.

Tras esta explosión viene el segundo plato: del compositor lituano Nicolai Constantin Churlionis (1875-1911) está desgranándose una cantata lituana popular que homenajea a Eduardo Balcis. Este compositor, que vivió en Varsovia, Viena y San Petersburgo, sigue una línea vanguardista musical de principios del XIX: simbolismo y expresionismo de la línea de Gustav Mahler. Están sonando sus poemas El Lago y El Mar. Preludios acuíferos para embalsar lo dulce y lo salado (miel y sal amiga Marianela del Vorem) de las emociones amorosas que se destilan, gota tras gota, en medio del velo noctámbulo.

Y termina la función con !La Novena Sinfonía de Beethoven!. La Novena Sinfonía Op. 125 parece haber acompañado a Beethoven durante toda su vida. Los primeros movimientos son fuertemente interpretados, a su final, por una introducción que nos retrotrae al recuerdo de cada uno de ellos; el tema de la felicidad (alegría) hace entonces una entusiasta aparición (casi tierna diría yo) y al final de la obra surge una elaboración de ideas y de canto magistral que es como un relámpago fulgurante de la imaginación del genio.

Suena el piano. Suenan los violines. !Qué preciosa es la música!. !La música qué preciosa es!. !Bárbaro!. !Sublime!. !Glorioso!. Tiro la toalla. Una mano invisible me cierra los ojos y duermo mecido entre el sueño de los violines

Nota.- Cuando escucho esta clase de música mis pensamientos se vuelven hacia aquellos que me concibieron, que me criaron y que ahora ya no están aquÏ. Recuerdo a mi padre y mi madre (fallecidos muy jóvenes) pensando en que deseo devolverles lo que prodigaron en mí… pero… más allá del cielo son ya inabordables. Sólo me queda dormir.

8 comentarios sobre “De Falla a Beethoven pasando por Churlionis”

  1. Escuché la Novena al natural en la Plaza Mayor, hará dos o tres años. Director: Bahrenboim, orquesta: West-Eastern Divan, coros: Orfeón Donostiarra. Demasiada gente yendo y viniendo, demasiado ruido, unos policías cerca dándose consignas por sus transmisores. De todas formas, mi preferida es la Séptima. La adoro.
    Me gusta la música clásica española, claramente nacionalista.
    No me suena Churlionis, algo más que buscar, Diesel…
    Mis padres, ya también fallecidos hace bastante, no me resultan inabordables. Puede ser ilusión mía, claro.
    Y la música es maravillosa, no sólo la clásica. Como decía el otro día, siendo como es la más inasible e invisible de las Artes.

  2. Amiga Carlota, Churlionis (me parece que se escribe así o algo parecido) fue un compositor lituano de la música nacionalista de su patria (del siglo XIX), de las tendencias de vanguardia de aquella época y componía canciones populares con claro matiz simbólico.

  3. Puff, impactante del todo tu texto amigo diesel.
    Siempre, o al menos desde hace muchísimos años ya, me considero un melómano empedernido, (melómano: dícese de la persona fanática de la música. Jeje), y como tal, después de leer tu texto, sólo me queda decir a viva voz que no me importaría compartir contigo cafés, cañejas o lo que sea para aprender mucho de todos los conocimientos musicales que se ve que posees y que a mí desgraciadamente aún se me escapan. La música como cualquier arte, cuenta, para mí al menos, con el merecimiento de todo tipo de estudios para comprender aquello que pretenden transmitir. Y empezar a comprender y conocer la música desde su estilo clásico, es para mí un proceder de lo más acertado. Amigo, agradecería que siguieras enseñándonos a escuchar y valorar.

    GRACIAS.

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