Dia a dia

Caído y dejado, lo veo día a día,
Apocado y desganado, con su estoicismo heroico al hablar,
Contando relatos y anécdotas de su atribulada vida,
Bajo sus llagas aun late el corazón de aquel joven,
Pero su cuerpo se ha encargado de cubrirlo de dolor y olvido.
Y entre las miserias de todos,
Lo veo renacer con cada historia,
Con su aticismo característico cuenta y cuenta… (Lo que otros no han querido)

Las letras, todas son suyas,
Y con ellas engendra desde la más furiosa enajenación,
Hasta la más sumisa evocación de los recuerdos,
Estos últimos tan dolorosos para el, como las marcas de su cuerpo.
Y en ese preciso momento, se vuelve exánime,
Cae al suelo y vuelve a su entierro silencioso debajo del puente,
En donde nadie ve, sabe, ni siente.
Día a día lo veo allí,
Y encuentro aun la esperanza,
de que en ese olvido profundo,
Siga luchando por sus cuatro esquinas de tierra,
Para el descanso eterno y honor suyo.

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