Castelnuovo, 30 de diciembre de 2004
Hombres más o menos gordos. Hembras más o menos flacas. La playa es para más o menos pasear. María… Jesús… siguen creciendo mientras José trabaja la madera fabricando una canastilla para el Niño Dios. Pasean los pinguinos por el Ecuador con sus poderosos ojos glaucos observando todas las parcelas por conquistar mientras las siluetas femeninas buscan la sombra d elos palmerales…
He decidido no jugar con los machistas que intentan dialogar con sus mujeres a base de puñetazos; he decidido no jugar con los machistas que ofenden la sensibilidad de las hembras contando chistes groseros mientras vociferan porque el café no está lo suficientemente caliente o está más o menos azucarado… y he decidido no jugar con los machistas que espían ávidamente los ajenos cuerpos femeninos junto al mar…
No es lo mismo Emilio que Emiliano. Emiliano, Quintiliano, Severiano… perseguidores de cristianos mientras llenan sus barrigas de suculentos banquetes y flatulentas comidas en el atardecer romano e intentan variar sus nombres para ocultarse de la ira de Dios. Se oculta el sol entre las nubes. la playa está brumosa. Hoy los machistas van a tener que lidiar con sus domésticos menesteres porque las mujeres de siluetas gratas han decidido ocultarles sus encantos bajo el manto de la indiferencia. Emiliano: tus desagradables conversas se pierden en el limbo de los olvidos. Como dijo el poeta: “!Camorrista, peleador, zurrátelas con el viento!”. Solo las paredes del castillo escuchan las lúgubres y obsoletas palabras de don Antonio, el procónsul de los machistas senatoriales rodeado de ancianos tan vetustos como él, tan orondos como él y tan machistas como él. Sus laureles han envejecido en medio de palabras vacuas, gritadas por el Emiliano de turno y en contra de la voluntad de Jesucristo. !Ay de vosotros, cicerones “neróticos” cargados de vino y de falsas ideologías paganas!.!Las mujeres ya no escuchan vuestro inflado verbo conservador de tradiciones reaccionarias porque se han liberado de vuestra esclavbista tradición y vuestra actitud prepotente!. !Buscan ahora el centro democrático y liberalizador de la Comunidad Cristiana dond ela palabra la poseen con total equidad de género e igualitarista participación… allí donde los ancianos no las rebajan a un simple número silencioso de ovejas mutiladas y donde sus decisiones son tan valoradas como las de los varones!….
Más o menos. María… Jesús… siguen creciendo, José sigue trabajando en el arte de la carpintería magistral y los pinguinos del Norte abandonan la playa porque el cielo no les acompaña. !Suena el bongo de la libertad!. !Latinoamericanismos en el aire de todas las costas con herencias hispanas donde las princesas nadan sin machismo sujetador!. Es el Salto de la Montaña. !Arriba Latinoamérica!. !A navegar!…
Juego al ajedrez con Ella. Liliana no sabe jugar sino es a través de la sonrisa. Greta decapita a la dama blanca. Ella y yo vamos con los peones negros y coronamos mientras el Pana vende polos en la playa. Negocio fresco. ¿Dónde está la hora?. Y la hora aparece en forma de comercio con tintas libres para ser leídas. Todos los machistas son racistas y xenófobos. Todos los machistas olvidan que tienen sus sombras negras. Saludo a mi amigo el Negro Pana que vuelve con su motoneta repleta de caudal y, mientras tanto, meto un gol en la corta distancia de la portería de Emiliano. !Ay, machistas!. !Sólo con mirarles ahí boquiabiertos me hace pensar que Darwin sí se equivocó en su teoría!. Los hombres no descienden de los monos pero los machistas se lo merecen…
Lejos de la misoginia de don Antonio, Emiliano y el Nerón, yo espero al llegada de Emilio para ir a bailar con las mujeres, a escuchar la libre conversación de las princesas en medio de nuestra loca ensoñación. La brisa del mar hace fresca la noche mientras los machistas marchan al bar a anegarse de alcohol, llanto y vinagre. Así es el carácter de ellos, agrio como el limón descompuesto. Y espero la aparición de las primeras estrellas celestes que, !oh, divina Ilusión!, aparecen enfundadas en sus trajes multicolores. Más o menos el día ha sido asío. María… Jesús… siguen creciendo y José se dedica ahora a conversar con las pastoras mientras les dedica versos. Sencillas pastorelas navideñas en las que él las invita a montar en los caballitos de madera de su ajedrez celestial. Blancos y negros sin distinción…
No ha llegado Emilio pero he cerrado la noche tomando un concha de toro con Pepe y Clotilde y hablando de tiempos y de historias.