Diario del Kurdistán

En Quito, a 2 de octubre de 2005: Unos preparativos muy exigentes.-

La aventura ha comenzado. Las entrevisstas de Salat con todos sus enlaces internacionales ha funcionado y ya tenemos todos los papeles en regla paa vijar al Kurdistán. Hemos tenido que pasar muchas revisiones legalistas (médicas incluidas) pero ya está todo en marcha. Ya no nos echaremos para atrás. Si hacemos un buen reportaje nos han prometido su publicación en una revista norteamericana y varios periódicos de América Latina. Somos cinco los que formamos el grupo y hemos desechado, por consejo de nuestro amigo Salat, la compañía de un par de periodistas norteamericanos que querían formar parte dele quipo. El asunto es claro. Los periodistas y extranjeros que visitan el triángulo Irán-Irak-Turquía son posibles objetivos de ataques o capturas. Salat nos ha aconsejado que ellos prefieren que no vayan norteamericanos. La zona es muy peligrosa y por eso no podemos cometer imprudencias y debemos seguir todos los conseejos de este líder kurdo que es muy apreciado entre sus gentes.. El nos ha prometido total seguridad y cobijo, pero no quiere ser blanco fácil para los possbles atacantes..

El desea que el pueblo kurdo tenga oportunidades de mostrar su realidad al mundo pero también nos ha aconsejado extrema cautela, porque la realidad es que es una zona peligrosa. Alexander Drost, El Holandés, lleva todo un equipo portátil de comunicaciones (internet incluido). Viene también Fasuto Zambrano (un reportero gráfico ecuatoriano al cual se le ve visiblemente emocionado y nervioso). Esta, a mi lado, el chileno Reynaldo Salinas. Los otros dos somos Salat (nuestro guía kurdo) y yo. Hemos estado en la embajada de Turquía y nos han dado ya el visto bueno pero después de pasar numerosas entrevistas y tras recibir miles de consejos. Ya mañana partimos para París y desde allí iremos a Istambul. En Turquía la realidad será lo que el Destino nos depare. Sé que es riesgoso. Sé que es peligroso. Pero también sé que es emocionante y.. sobre todo, que vamos para conocer una causa humana. Fumamos tabaco turco que nos ha regalado el embajador y ahora estoy con mi familia para decirles que no se preocupen, que confío en hacer un buen reportaje humano y que esto, al fin y al cabo, es algo que me llena de emoción. Quizás el pueblo kurdo necesite que se le reconozca con el corazón. Voy a dormir con inquietud esta última noche en mi hogar ecuatoriano antes de partir mañana a lo desconocido… pero estoy animado…

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