Duermevela

Siempre que se me ocurre un buen argumento para comenzar un libro, me sucede en la cama, en ese duermevela en el que parece que nos asemejamos más a un niño: como él estamos inermes, desinhibidos y nos sentimos como vulnerables y hasta algo perseguidos. Cualquiera podría atacarnos y nuestra reacción sería tardía y torpe.

En ese duermevela, en el que me creo pensando en algo concreto y podría decirse que preconcebido, quizá repasando algún acontecimiento o simple detalle de la jornada, hay una parte de mí que se sorprende al darse cuenta de que mis ¿pensamientos? ¿sueños? van por otros derroteros. Y así la imaginación, de pronto avivada, se adentra de lleno por ese camino que una parte desconocida de mí ha iniciado sin yo apercibirme. Así que, en teoría, yo debería acostarme con una libreta y un bolígrafo en la mesilla para, una vez detectado esto y sin pérdida de tiempo, encender la luz, despabilarme y comenzar a escribir. Nunca lo he puesto en práctica.

Pero no dejo de preguntarme ¿con qué mecanismos cuenta el cerebro para que interprete, como en el jazz, dos melodías simultáneamente? Tengo que confesar una casi total ignorancia sobre el tema, el cerebro es ese gran desconocido hasta para sus estudiosos, así que con mayor razón para aquellos que, como yo, nunca hemos profundizado en esas cuestiones y sólo tenemos un par de nociones aprendidas como curiosidad en algún artículo de una revista seria.

¿Qué hace, por otra parte, que si tengo algún recuerdo de tiempos pasados y felices, o si pienso en alguien querido y ya desaparecido, en los momento siguientes a mi despertar, esos pensamientos me lleven a derramar unas lagrimas? ¿Por qué esos mismos recuerdos, si me asaltan en cualquier otro momento del día, no tienen la misma reacción? Como esto ocurre hace ya más de una década, no creo que pueda achacarse a una depresión, como al principio creí. ¿Se trata de algún condicionamiento de la edad, que lleva a plantearse situaciones de las que se ha visto el comienzo, el desarrollo y la finalización total? ¿O se debe a que esa falta de inhibición que tenemos durante el sueño nos dura un espacio de tiempo indeterminado después del despertar?

Hay docenas de preguntas que a alguien interesado en explorar su interioridad le resultan inquietantes, por la no posibilidad de respuesta. Algunas son preguntas que uno no haría sin ruborizarse un poquitín ni siquiera a un psicoterapeuta, o quizá sí, no lo sé porque nunca he acudido a uno.

También me llamó mucho la atención hace unos años, cuando me salían unas rojeces que yo achacaba a mi gato, al que prácticamente acababa de recoger del patio donde estaba abandonado con sólo quince días. Fui al alergólogo, me hizo las consabidas pruebas a base de incisiones sobre las que aplicó diferentes alérgenos, sin especificarme de qué alérgeno se trataba cada uno, y el resultado fue que una de las incisiones se puso rabiosamente roja, coincidiendo con la prueba del pelo de los gatos. Como él mismo no debía estar plenamente convencido, me mandó hacer una prueba (rast) para confirmarlo. Esta prueba dio negativo. Y yo me pregunto si el cerebro humano tiene la capacidad de presciencia que le permite en primer lugar identificar en qué posición se encuentra un alérgeno específico y luego dar la orden de que se enrojezca la zona en contacto con ese alérgeno. Si es así, me parece sencillamente maravillosa tal capacidad.

Y, si vamos a lo de la presciencia, hay otra cosa curiosa para mí: cómo, en ocasiones, al conocer a alguien o al comenzar a tratarlo con más asiduidad si es que ya le conocíamos de antes, hay algo que nos indica que esa persona no es totalmente de fiar. Aún así, las más de las veces y por aquello de la búsqueda de afinidades, persistimos en el trato que acaba desembocando en el desastre. Me queda la duda de si nuestra actitud condiciona de alguna forma el trato con esa persona, a cuya amistad nunca nos entregamos totalmente, lo que es percibido por ella y acaba formando un poso que es caldo de cultivo de una mala relación a la larga.

4 comentarios sobre “Duermevela”

  1. Nadie sabe de donde viene esa inspiración… ahi esta toda la magia, supongo. Y si algún médico especializado escribiera sobre eso nisiquiera me pararía a leerlo, ¿sabes?, por que aunque nuevas e inteligentes, a veces rechazo teorías médicas o matemáticas por intentar descubrir esa magia. Te pongo por ejemplo un estudio que leí hace algunos años sobre como actua nuestro cerebro en el hecho de que nos guste una música u otra, e incluso como reacciona nuestro cerebro al oír una melodía. Ahi pensé, ¿y qué más dará eso? Me basta con saber que cada canción que me gusta tiene cierta magia que hace que me guste, odio que algunos intenten matematizar (que no se dirá así pero bueno) todo.
    Aún así veo que te fascinan todas esas teorías inconclusas sobre el cerebro humano y creo que tu curiosidad es sabia. No dejes de pensar en ello y seguro algún día de algun modo encontrarás respuesta. La inspiración y la intuición como citas al final pueden tener explicación científica alguna…

  2. Me has hecho recordar momentos muy divertidos en mi vida porque en esos momentos de los que hablas, he tratado más de una vez de seguir una conversación y por lo visto mis respuestas han sido…, sólo coherentes en mi psique. Además, cuando me han “despertado” de ese estado en el que me creía despierta (por lo visto no del todo), no he sido capaz de decir en ese instante qué respondía, sólo tiempo después o al día siguiente podía hacerlo, en fin…

    Que además, curiosamente hoy, me he despertando recordando qué soñaba, lo cual apenas me ocurre, y me he despertado con lágrimas en los ojos…

    Me parece muy interesante lo que planteas, creo que mente y cuerpo hablan, o quizás no les hace ni falta, se saben, pero también creo que el todo es más que la suma de las partes. Así que, aunque creo en el gran peso desconocido para nosotros del cerebro, también creo que el ser humano es mucho más que cerebro…, quizás es esa magia de la que habla Ismael, no sé, pero me parece que últimamente Vorem da para más que un café…Un abrazo

  3. Muchas gracias por molestarte en leer mi pequeña tontería. Es cierto que lo bueno es mantener la inquietud por conocer cosas interesantes, y quizá las más interesantes estén en nuestro propio interior.

    Gracias de nuevo y un saludo.

  4. Gracias, como le he dicho a Ismael, por leer mi texto.

    Quizá lo que se demuestra con lo que me has dicho que te ha pasado hoy al despertar es que estamos todos mucho más unidos de lo que creemos por medio de nuestras psiques y eso se revela más durante el sueño y al despertar.

    Incógnitas que nos harán seguir pensando y buscando, porque… si no es búsqueda y aprendizaje ¿qué otra cosa es la vida?

    Un abrazo para tí también,
    Carlota

Deja una respuesta