De todos es sabido que la Vida es una carrera sin vuelta atrás. No hay desvíos que nos hagan desandar el camino recorrido. Inicias la marcha con tu vehículo recién estrenado. Poco a poco le vas añadiendo ectras, unas ruedas más potentes, un motor renovado, nuevos faros que te indiquen el camino más nitidamente. Y así, vas recargando el depósito, maqueando tu vehículo . Lo cuidas, embelleces y te sientes orgulloso de el.
Con el tiempo entras en una autopista de muchos carriles y, te das cuenta de que otro vehículo se acerca a ti y decide hacer el camino a tu lado. Es mucho más grande y potente que el tuyo; lo ves hermoso y seguro. Te alegras de poder recorrer el camino junto a Él.
Llega un día en que ese compañero de viaje, por causas del destino, empieza a tener averías. No hay problema, en la carretera hay buenos talleres y profesionales que lo dejan como nuevo y volvéis a retomar la marcha.
Al poco observas que le siguen fallando piezas. No os desanimáis. Llevas un fuerte cable en tu maletero, lo enganchas y arrastras de su vehículo. La marcha es fluída, más suave que al principio pero, igual de hermosa. Suave y pausadamente gozáis de ese viaje sin un fin previsto, tan solo lo disfrutáis.
De pronto surge un imprevisto. Una de sus ruedas pincha, no hay repuestos, los agotaste todos. Imposible volver atrás en busca de uno. No hay marcha atrás. Tú no te aminoras por eso, decides enganchar otro cable más robusto y arrastrar de tu compañero, no quieres dejarlo atrás. Es mucho el tiempo que lleváis juntos y, por nada del mundo lo vas a abandonar….Y tiras…y tiras… y arrastras de Él todo lo fuertemente que puedes. Sientes que tus fuerzas te flaquean, apenas te queda combustible para seguir la ruta. Te pide que lo abandones…¡No, eso nunca!
Te detienes a descansar un instante, piensas en todo lo andado, miras hacia adelante, miras a tu compañero. Su máquina está muy deteriorada, te sientes hundido, no sabes por cuanto tiempo vas a aguantar. Entonces, decides buscar una gasolinera donde te abastezcan de un combustible más potente, que te dé fuerzas para seguir la marcha y tirar de tu compañero. Por nada del mundo quieres dejarlo. Aún sin la rueda podéis caminar, eres lo suficiente fuerte para acompañarlo hasta el final de sus días.
¡¡Una gasolinera, por favor!!
¡Un gran texto, Wersi! Has escrito una verdadera parábola sobre el verdadero amor. Me ha gustado el ritmo de la narración y como has conducido las reflexiones hasta llegar al punto de demostrar que el verdadero amor es estar con tu compañero/compañera mucho más allá de cualquier otra circunstancia. Y eso se traduce en una bella estampa. Si yo tuviera que pintar un cuadro sobre este texto de verdad que lo intentaría pintar de la manera más hermosa posible, tanto por dentro del espíritu de la pintura como por fuera de la misma pintura. Físico y Espiritual al mismo tiempo. Lo que es bello por dentro es bello por fuera. Y esa manera de ser fiel a tu compañero/compañera es el resultado de la Belleza del Amor. No te detengas en tu caminar, Wersi… porque siempre hay una gasolinera que sirve para arreglar tu vehículo (hablamos del amor) hasta sorprenderte de lo bonito que queda. ¡Mucho más de lo que se creen los simplemente materialistas que abandonan a su compañero/compañera con el primer fallo que encuentran. Porque no saben que los arreglos te dejan más bella la vida por dentro y la vida por fuera. Un abrazo cordial.
Y haces muy bien en escribirlo. Te apoyo en la reivindicación de “la vida es bella” que ahora te escribo, a continuación, su sinopsis.
En 1939, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el extravagante Guido llega a Arezzo (Toscana) con la intención de abrir una librería. Allí conoce a Dora y, a pesar de que es la prometida del fascista Ferruccio, se casa con ella y tiene un hijo. Al estallar la guerra, los tres son internados en un campo de exterminio, donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible situación que están padeciendo es tan sólo un juego. (FILMAFFINITY)
Y si se acaba la gasolina…siempre habrá otros recursos naturales de los que tirar pa’lante.Me ha encantado leerlo.Gracias