El “espíritu de acción” en Mishima (Parte Primera)

Hiraoka Kimitake era el verdadero nombre de Mishima Yukio, seud{onimo con el que es conocido a nivel mundial este escritor japonés que nació un día de 1925 en Tokyo. La vida infantil de Mishima estuvo muy marcada por la ideología dominante en Japón tras la I Guerra Mundial, es decir, por la de extrema derecha nacionalista que dejó profundas huellas en su pensamiento. Luego, tras la II Guerra Mundial (donde vivió los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki), Japón pasó a ser gobernado por el Partido Liberal Democrático (PLD) bajo una Constitución que contemplaba la Monarquía Constitucional de Hiro-Hito. y de pronto Mishima dio un gran salto a la fama mundial cuando el 25 de noviembre de 1970, tras el fracaso de un intento de sublevación militar dirigido por él mismo, se quitó la vida ante las cámaras de televisión con el rito Seppuku (que vulgarmente conocemos como “harakiri”) que consiste en “el honorable camino de salida” acuchillándose las entrañas en un acto de horrible y lenta muerte. Fue impactante. Era la época de la ebullición de los reflujos revolucionarios estudiantiles de mayo del 68 a escala mundial.



Como escritor Mishita está considerado uno de los mejores escritores japoneses de todos los tiempos. Certifico la gran calidad de su novela “El marino que perdió la gracia del mar” donde recrea una gran fascinación por la Nada en un sentido ampliamente metafísico de esa Nada; de carácter emblemático hacia la imitación del arte clásico oriental; una especie de Giorgio De Chirico literario (por sus escenas “pictóricas”) de fondo muy erudito, en donde se excita una visión del “núcleo” humano lleno de ópticas de muy madura agrimensura (en el sentido de “medida terreanl” de los sentimientos) y con diferentes ángulos “rectos” y no discontinuos. Y destaco también (entre sus más de 32 obras y escritos) sus “Cinco No modernos” (represetnaciones dramáticas de carácter serio y religioso de tono muy dialéctico y sobrio pero llenas de sutilezas argumentadas con palabras semánticamente libres y cargadas de poética inspiración fantástica y a la vez de realismo muy evidente).

Pero no es de su estilo literario de lo que quiero tratar aquí (dejo abierta esa posibilidad a cualquier comentario que desee hacer cualquier voremio o voremia que quiera dar su interpretación) sino de aquella ideología que le había impedido recibir el Premio Nobel de 1968 (otorgado a su compatriota KawabataYasunari).

Mishima era un icono de adoración para los estudiantes revolucionarios de Japón en 1969 y 1970 (reflujos ardientes del mayo del 68) pero Mishima mantenía una relación intelectual ambigua y curiosamente ambivalente con aquellos estudiantes que tanto lo idolatraban… porque era claro su total rechazo a la constitución (que consideraba una imposición inadmisible de Estados Unidos]), su total rechazo a la democracia, a los políticos en general y a la economía de mercado libre pero, sin embargo, era un tremendo nostálgico del glorioso pasado imperialista del Japón y aunque odiaba a los Estados Unidos también odiaba a los comunistas. Y he aquí su enorme ambivalencia (presetnando dos aspectos altamente contradictorios y opuestos) porque resulta que en sus escritos filosófico-políticos elogiaba profundamente a los autores de la Revolución Cubana (Fidel Castro y Che Guevara) así como a Mao Zedong… pero ocultaba su especial espíritu fascista (por eso odiaba al comunismo) ya que no hacía referencia alguna, de carácter público, a Hitler o Mussolini con quienes, en realidad, tenía gran afinidad.

¿Estamos ante otro escritor maldito?. Posiblemente si. Y esa era la causa por la que la Academia Sueca no se atrevió a concederle el Nobel a sus 43 años de edad. El asunto es que sus escritos filosóficos concebían el sentido de la belleza total partiendo de sus bases de admiración por Emile Durkheim (que presentaba el hecho social como algo que existe fuera de la conciencia individual]) y, lo que es má simportante para Mishima, desarrolla el concepto de “acción” basado en el impulso metafísico: la actividad física combativa orientada hacia un objetivo específico y el consumarse “gloriosamente” en un lapsus de tiempo muy ocrto, ya que para él el período ilimitado o extremadamente largo de una vida humana sedentaria era un hastío existencial sin valor alguno.

Admiraba el arte estético (en el sentido de que el ejericcio de la gimnasia y las artes marciales debían ser complemento idóneo del ejercicio artístico e intelectual en una especie de “mens sana in corpore sano” no de carácter jesuita sino de las sociedades secretas de la “acción directa” como la Genyusha (Sociedad del Océano Negro) y la de Koruryukai (Sociedad del Dragón negro) que originaron, ya en la madurez de Mishima, los nacionalismos ultras de la Sociedad Jimmu, el Partido de la Espada Celeste, la Fraternidad de la Sangre y la Sociedad del Cerezo…

Este amor por la bellleza militarista era, para él, una enorme objetividad que debía ir unida a la inmediata acción subjetiva e individual, por lo que adoraba sobremanera el modelo de héroe clásico. Para él el modelo de héroe moderno era repudiable. Odiaba al triunfador de la sociedad de consumo, odiaba al héroe que triunfa y se enaltece sobre el subdesarrollo de los demás, odiaba al héroe de las ganancias económicas de la competitividad del mercado libre. Su imagen icónica era el héroe clásico, el “campeador” que se engrandece rechazando los marchitos plantemaientos de la socuiedad burguesa hasta alcanzar su propia “divinidad” y que cuando fracasa se hace el harakiri para alcanzar la “gloriosa” meta de la muerte honorable.

Un comentario sobre “El “espíritu de acción” en Mishima (Parte Primera)”

  1. Saludos Diesel:
    Mishima es una panoplia de opciones para desarrollar comentarios. Conozco bien la literatura japonesa y sé que estamos ante una de las personalidades que sólo pudo darse en Japón. Su recorrido personal es exquisito, como su profundo dolor ante su reconocimiento de su atracción por un San Sebastián asaeteado y que provocará en él una profunda “crisis de identidad” (Historia de una Máscara). Me ha gustado tu planteamiento inicial. Espero poder estudiar en profundidad y ofrecer textos que amplien simplemente permitan un disfrute en lo lieterario. Saludos.

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