Entre el cielo y la espuma, un resplandor oceánico ahuyenta las tinieblas que oscilan con mi angustia.
Solo tú, en la playa de irisadas arenas, distraes a mi razón haciendome libre por un instante.
Ya la mañana derrama su luz abriendose camino entre las estrellas y el miedo.
Todo parece rodeado de un vidrio fragil como una pompa ingravida y sin rumbo.
Mi voz busca tu oido para posar palabras como pétalos frescos.
El cielo parece dormir.
El rocio se estrena posandose como una nube de seda en tu rostro.
El espacio se vuelve infinito y corro a refugiarme en tu dulce y ausente sueño.
Entre la vida que pensamos y la que realmente es, existe una frontera de incertidmbres nunca resueltas, que nos vuelven eqiuilibristas, distrayendo a la razon, sin saber nunca el destino de nuestro corazón.
A nuestros ojos llegan fragmentos de una realidad distante de nuestra comprension.
Forjamos nuestro destino con palabras que no son mas que sonidos que el azar une.
Confusos los dias nos alcanzan sin remedio, y las noches prontas los suceden envueltas en intimos silencios.
El viento trae enredado entre su melodia, lamentos y suspiros antiguos, que descienden como los restos de plumas olvidadas.
Mi conciencia palpita, fiera y ciega golpeando audaz a la razon, diluida en el mar del olvido que arrastra el alma entre sus lunaticas olas.