Simplemente…tener miedo a no ser lo que quieres ser es peor que el miedo de entender que ya no te reconoces.
Ser tu y convertirte en una persona desconocida para ti mismo, al mismo tiempo entender que quien lo provocó es la sociedad pero el autor eres tú. El responsable, el Judas ante si mismo, el Bruto de tu propio ser , por cierto serian buenos amigos esos dos.
No tiene sentido alguno leer la caja negra de la mente. En teoría no deberían existir las situaciones en las que se hace necesario leer estas cajas negras, en las que alguien no esta de acuerdo con uno mismo bajo algún tipo de presión exterior, o no, esto seria un desacuerdo entre lo que es,lo que debe ser y lo que quiere ser.
El miedo provoca la creación de barreras de protección de la identidad, creación de unos nudos para no perder el sentido de la propia existencia y la razón de ser de cada persona. ! Que vocabulario!, nunca me gustaba leer….pero en algún día se agradece a los libros.
Cada uno tiene un templo con distintas “religiones “o somos ateos en nuestros propios templos-cuando lo que somos no coincide con lo que queremos que piensen los demás.
4 comentarios sobre “El miedo a perder la uña”
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Si, me parece que somos diosxs sin fieles jajaja, cada unx en nuestra burbuja de fe en lo que queremos ser.
creo que las primeras respuestas son las que valen.
Miedo, sentido, razón… despues elefante es lo más didícil de entender que he leido hoy
Yo creo que pensar demasiado ya no es bueno, la mejor manera de mantener una estabilidad emocional es no tener que callar, por lo que digamos todo lo que se nos pase por la cabeza, o tal vez no nos atrevamos a improvisar, nos acostumbramos a las dobles intenciones.
Me gusta como escribes
¿porque te gusta lo que escribo?si no lo entiendes,¿no?
tú lo has dicho es el miedo a que no te acepten o a ser tachada de rara.A veces llevamos la máscara tanto tiempo que ya no recordamos nuestro rostro.Un abrazo Julia
eee… bueno, siempre me ha gustado lo que no entiendo. Me gustan los temas que tratas, precisamente por no buscar algo cotidiano, no dar todo mascado para que sea “entendible”.