El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 14

Como una estatua, sentado “In Albis”, apoyado en la barra petrificada del café “Odisea espacial”, navegaba en el ambiente Underground Futurista. Mezcla Factoría Warhol con marcada tendencia y culto a Kubric. El camaleónico Bowie duque blanco, toca al saxo una desgarradora pieza de Funki Jazz Rock. En las paredes hay imágenes históricas del primer paso en la Luna, Graffitis del metro y calles de Nueva York, Otis Redding, el rey del Soul, micrófono en mano, cantaba a dúo con la Dama de los espirituales, Aretha Franklin, la voz más negra del Universo, una canción “A capella” desgañitada, tensa, con unos coros increíbles que desde luego llegaban al Soul (Alma). Por otro lado, enganchados con chinchetas estaban Lou Reed, Nico y John Cale, formación de la legendaria Velvet Underground. Un póster muestra a “Divine” lamiéndole la ésta, a una Drack Queen acariciándose las tetas. Este café musical (ahora sonaba Edith Piaff), era un mausoleo de arte contemporáneo, lleno a rebosar de carteleras con películas destacadas en la historia del Séptimo Arte.

Andy tomaba su “leche enriquecida”, entretenido en un minucioso repaso del meteórico formato artístico. Fotografías en color, beige y blanco y negro mostraban la sinopsis de los siglos transcurridos y embotellados para algo más que decoración. Un verdadero reportaje institucional de progreso y retroceso, uso y abuso. Un extenso elenco cultural preso de antesdeayeres y pasadomañanas. El “Odisea” era un macro bar museo empapelado por los chantajes del tiempo. Copito de nieve se reía de la historia, Einstein le sacaba la lengua, Hitler saludaba en el discurso de los Juegos Olímpicos de Berlín. Serigrafías de sopas y hongos atómicos, el Pop Art se codeaba con Mao, Carlitos y Snoopy, Ghandi o la Madre Teresa de Calcuta. Roy Lichtenstein dedicaba su visión estática hacia un Picasso azul cubista, a un Dalí psicótico delirante hiperlúcido, a un enfermizo Modigliani negro… a un cartelista circense y cabaretero Toulouse Lautrec. Músicos con pincel, pintores con clarinete. Escrito entre líneas a doble espacio. De los amplificadores “Que largo y curvo camino” del doble disco blanco de los Beatles. Gestos inmortalizados de presidentes, papas, emperadores, Peter Pan y El País de Nunca Jamás. Esculturas florentinas, una biblioteca de clásicos y comics, pensadores y metafísicos alemanes. Una cámara de los hermanos Lumière, más inventores, más películas, directores de cine, asesinos en serie en rincones oscuros, niebla y luces fundidas, truenos, fuegos, efectos especiales, pescadores de imágenes. ¿Qué no había en el “Odisea”? Andy López dio un respiro a las pupilas, cansadas de ver y leer los pequeños “pie de letra” de cada recuadro aspirado por pipa de agua. El Mundo está aterrizando en el “Odisea”, abrochense los cinturones. Encendió un “pito” y exhaló con ganas la primera bocanada, se atragantó con el humo de la chimenea, la tos bronquítica asmática le hizo jurar dejar de fumar, tenía los pulmones demasiado cargados . Ya a los once años intentaba por todos los medios dejarlo, sin éxito… fracaso precoz.
El único bicho viviente que desentonaba en la Naturaleza, piensas bien, era el humano. Quizá por lo de civilizado llevado a extremos. En demasía, se volvía en contra renaciendo un “pura sangre” salvaje y traidor a los principios del pensamiento correcto y la obra del buen juicio. Andy admiraba y detestaba a ese ser de raza mezquina, ultrajante, dominante y manipuladora, sentenciado a retornar libertades y espíritus benignos sin acercarse siquiera a sí mismo.
Callejeó un rato en solitario. Anduvo sombrío por las brasas de fuegos apagados. Todavía percibía el olor a tanto. Hoy cabía esperar que hubiera desaparecido el silencio, guardado en el armario, junto al vacío y melancolía de una percha. El Alma empotrada en la calma de una caja de zapatos y un amuleto sin atributos.
¿Porqué no duermes niño, tienes miedo a soñar? Anclada la infancia en ceniza de azares. Condición y estampida de consecuencias. Sentado en el suelo de los avatares de la vida, quisiera acabar la página. ¿Por favor… el futuro…? Perdón, soy nuevo aquí, pregunte en la tienda de al lado. Collar de piedras, símbolo de desencanto, mirando en el espejo el responso aislado en quieto reflejo de esperpento.
Pancartas en la calle “Manifestación”… Tú no entiendes lo que yo no me explico… qué escondes, qué sabes… sólo imagino, qué sé, qué oculto, porqué pregunto si no respondo.
¿Qué te atormenta?
Envejecer, me atormenta obsesivamente sólo el pensarlo, no me sé ver con la edad deteriorada y el físico… la mente. Vegetar y que no pueda valerme por mí mismo… estoy a favor de la Eutanasia ¿vale?
¿Algo más?
¿Algo más? Bufff, sería más fácil decidir las cosas que no me obsesionan. Hemos dicho que envejecer… ummm, no podría, ¡si ya me siento viejo!, quisiera morir relativamente joven y de forma noble. También me aterraría perder la inspiración, me siento fatal ante la hoja en blanco y que Imaginación me gane la partida quedándome en su ausencia. Suena trágico y para muchos insustancial, pero si mi mano no escribe ¡cortádmela!, sin musas me mataría, moriría de pena, como los enamorados del ramo del romanticismo.
¿Hay alguna cosa más?, insiste.
Cuando contaba con diez, once años, dormía con Poe. Supongo que de esas noches proviene la enfermiza mortificación por ser enterrado vivo, igual que aquella enfermedad llamada, creo, catalepsia, ¿no?, que antiguamente ocurría con demasiada cotidianidad, dado por muerto, enterrado bajo tierra y despertar dentro de la caja fúnebre, ¡Dios, qué agobio! He leído que se han encontrado infinidad de ataudes, una vez abiertos, arañados hasta la saciedad, con las manos y rostros agarrotados y el horror dibujado en la falta de oxígeno. Ya me he preocupado de que no me ocurra, di mi cuerpo a la ciencia, a ver si por lo menos muerto sirvo de algo. Y para no aburrir terminaré diciendo que me da pánico la propia vida, la enajenación de los demás y un adiós con la estela de risas enlatadas…
¿Un deseo?
Vivir sintiéndome vivo y… borrar todos mis tormentos

4 comentarios sobre “El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 14”

  1. Sigo opinando lo mismo. Muy buena la estructura narrativa y un contexto abigarrado de referencias ampliamente culturales (quizás para alguien incluso está sobreabundantmeent eabigarrado). En el contexto de las situaciones manejas el ritmo. Sigue adelante.

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