En algún lugar los lobos se asustaron
El hombre se puso alerta
se paró y ojeó el camino
-¿Te preocupan los lobos? –le preguntó su amigo
-No, me preocupa mucho más lo que asustó a los lobos. Creo que son hombres.
Mario Pires
http://maldicionpoeta.blogspot.com
Muy bueno, Eupires. No hay peor lobo que el que tiene dos patas.
Lo que sucede es que algunos tienen las orejas demasiado largas y se les ve antes que a otros que tienen las orejas demasiado cortas.
A los de las orejas demasiado largas les sobran razones para avergonzarse y a los de las orejas demasiado cortas les faltan razones para tener juicio.
Además los hay esteparios y los hay serranos. Los esteparios son más grandes que los serranos pero no dejan, ni unos ni otros, de ser lobos de dos patas. El verdadero peligro no es si tienen las orejas demasiado largas o si tienen las orejas demasiado cortas sino el hambre que estén pasando…
Y además, Euripes, no olvides esta reflexión: “No hay peor lobo de dos patas que el que se acerca demasiado a lo que ya te imaginas”. Jejeje. Me refiero a la Caperucita Roja.
Porque yo me hago la siguiente pregunta: ¿El famoso leñador del cuento era en verdad un lobo de dos patas? La respuesta puede ser que sí… pero la abuelita le dio para el pelo y no tuvo más remedio que cortarse las patillas.
Una curiosidad, Eupires: los lobos de dos patas son más abundantes en las grandes ciudades que en el campo. Cosas de la naturaleza humana.
Lo que pasa es que algunos tienen las orejas demasiado grandes y se les ve antes que a otros que tienen las orejas demasiado cortas.
Jajaja, da para imaginar mucho…
Muy muy muy bueno, usalo para algún texto
Casi casi que sacando el “, Eupires” ya tienes un gran texto
Un abrazo!
Imagina una manada de lobos deseando comerse a Caperucita… ¿cómo se les puede eliminar a todos? Imagina a ver si lo descubres. Mañana te doy la respuesta.
La solución, amigo Juanjo, es hacerse pasar por Caperucita pero con pistolas… jejeje… o sea, que Caperucita sea desplazada fuera del cuento y nosotros, puestos en su lugar, disparemos a mansalva cuando toda la manada de los lobos abran sus bocas. Es una hipérbole pero no tan surrealista como algunos pueden creer; porque contiene una realidad factible que se puede traducir por “todos los lobos mueren cuando abren sus bocas”.
Si no te lo crees del todo haz el esfuerzo supremo de ver, alguna vez, el programa televisivo llamado “Sálvame”. Yo lo vi ayer. Caperucita estaba a punto de ser devorada por “el lobo cubano” cuando, de repente, “el lobo cubano” murió por abrir la boca.
Y eso que el lobo se llamaba Asdrúbal para meter más miedo a Caperucita.
Donde dije Juanjo quise decir Eupires… pero donde digo Asdrúbal quiero decir el lobo feroz que tiene los dientes de plástico para hacerse pasar por guapo. Si lo viste bien, el tal Asdrúbal, es más feo que Foecio. Y es que de cultura literaria y filosófica anda tan falto “el lobo cubano” que no sabe que Foecio es, en realidad, Boecio. A ese animal le bacilan todas las ovejas. Termino cantando lo de “Pasé por La Habana un día camino de Valdeluz y en el camino encontré a un Séneca andaluz”. ¿Sabes lo que me dijo el filósofo cordobés? Lo siguiente: “Un lobo feroz, aunque sea cubano, es un animal atroz e incluso insano”. Supongo que lleva razón Séneca.