En el nombre del Sida

El jinete mortal del Sida avanza. ¡Cuánto dolor! Hemos estado unidos a las enfermedades durante milenios, porque pertenecemos a una rama más del árbol de la vida. Enfermedad y muerte son palabras comunes de la existencia. Lo que me produce una inmensa inquietud es la lenta agonía y el sida la produce. Una agonía que comienza por saberte en manos de un poderoso y mortífero ser que se apodera de tu vida, que te derrota, que te conduce no a una muerte limpia, sino a una muerte que muchos creen “su pecado”. La población mundial va excediendo las previsiones de ese Gran Hermano que nos gobierna. No cabe duda que el aflojar lastre y procurar miedo y temor a muchos es “adoctrinador”.


Los médicos piden ayuda, piden vida, piden paliar esta plaga con medidas lógicas. ¿Quién detiene al hombre en su carrera desenfrenada? Pienso en que nuestra sociedad comienza a asentarse en los Pilares del Miedo: miedo a todo, incluso al mismo miedo. Desde Vorem os pido una pequeña reflexión, amigos. Que seamos libres de expresar lo que para muchos es su desdicha, porque sé que vuestra sensibilidad da para éso y mucho más.

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