En esa juventud que nadie piensa.

Siempre nos ha tocado a algunos formar parte de los nunca pensados, de no descritos, de los cavales de la calle que juegan al balón y hacen ruído con las motos. Las vidas se reparten como estrellas por el cielo. No eleijes tu estrella. La vida tampoco te elige, ni te nombra, ni te describe. El mundo se preocupa porque te pongas corbata y patees las empresas echando currículums. Has estudiado toda tu infancia y toda tu juventud para condenarte a demostrar que eres válido para alguien. Pedro. Vente años y la cabeza rota al tirarle su padre por la escalera. Vende cupones en una esquina y babea, de vez en cuando. Su estrella se limitó a dar vueltas cuando se destripó en el descansillo. Su mejor currículum es estar vivo y tener una novieta dulce y que ve muy poco, pero sabe tocar lo suficiente. Existen clases en mi cuento. Clases que se acomodan a sus aparcamientos, a sus jardincillos cuidados, a sus perfumes y sus bolsas de marca. Sus bolsas de basura deben contener historia inconfesables, como los contenedores de sus miedos y sus angustias por engordar. a pedre le han regalado una corbata para cuando se case en al Ayuntamiento con su chavala…Un buen currículom para demostrar al mundo, que es simplemente feliz.

Un comentario sobre “En esa juventud que nadie piensa.”

  1. !Formidable!. Una representación sensata llena de gran contenido social. Me gusta esta clase de trabajos narrativos porque descubren lo que hay bajo las capas de lo socialmente predestinado…

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