En la noche dulce de esta cumbre amorosa

Quiero, como el viento, besar tu boca roja
y, despacio muy despacio, entrar en tu conciencia
de hembra abierta a los plenos rayos de la luz
sin ver más allá de tu sueño marcado por el alma
para ahondar, en medio de la bruma, en tu pecho
entero por dentro y temblando a la vez que hirviendo
la carne nominada, y toda entera, entre tus brazos.

Quiero con el llameante fuego penetrar en tus pupilas
y en el deseo entero de tu pecho al desnudo
sentirme quietud de luna caminante, en la sombra
de tu cuerpo asentado en el centro de mi locura.
Quiero ser el volcánico llamado de tus fuegos
entrando en tus muslos duros de dormida escena
y pasar, poco a poco y en silencio, por las dunas
de tu quedarte en esta cita encendiéndome.

Quiero estar tan cerca de tu sorprendido beso
que el pentagrama de tu cuerpo me despierte
sujetado a tu sueño vivo, hondo, en el lecho
de un color de fucsia en todo tu vientre.
Y hacer que la felicidad de besos superpuestos,
en la noche dulce de esta cumbre amorosa,
sea donde todo es penetrar como pájaros
envolviéndonos en un canto de espumas.

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