Entre juego, vino y mujeres
voy consumiendo la vida
y, cantando mil quehaceres,
sueño que Baco convida
a banquetes pantagrueles,
a beber de la ambrosía
y a cernirme de laureles
por el Arte de la poesía.
Juego de naipes y saberes
para ganar la comida
entrampando con deberes
a quienes tienen perdida
la estafa de sus poderes;
una trágica partida
de cartas para meterles
en un callejón sin salida.
Vinos dulces como mieles
que saben a gloria sumida
en carrera de corceles
bebiendo en la anochecida
taberna donde los lebreles
comen carne podrida
que les lanzan, entre pieles,
los dueños de la cantina.
Y !cómo no! las más fieles
hembras de la cetrina
noche en que los infieles
vasallos de la tremolina
cocinan con ellas pasteles
que son como la morfina
para todos aquellos quienes
amamos la vida fina.
!Mujeres que pronto prenden
luces de noche encendida
mientras los hombres aprenden
a juzgar la entrometida
conquista de sus placeres
con las bosas extendidas
sobre los burdos manteles
de las mesas carcomidas!.
Así es la via en los burdeles
de esta vida corrompida
en que transito sin bienes
y con sólo la contrapartida
de gozar entre mis sienes
el sueño de una querida
que me da sus parabienes
al llegar la amanecida.
De amores que van y vienen
cual una larga estampida
sigo cantando estas hieles
de dulzura sometida
a círculos y redondeles
abiertos por las agradecidas…
y entre sus brazos calientes
duermo mi paz ya vencida.
Vida de fatuos vivientes
en esta goliarda avenida
donde embarco los silentes
sueños de la desprevenida
juventud de vana y sonriente
ventura apercibida
entre cantinas dolientes
y continuas despedidas.