Fuego y una botella vacía.

Todo y nada, algo falta…
se habren huecos en la mañana,
con la fresca brisa
que se asoma por la ventana.

La tempestad ha pasado,
borró el rastro de la dama.
Aunque a veces la recuerdo,
ya no me invaden las llamas.

Llamas azules, de gas,
un incendio provocado.
Y lo que se haya detras,
dos cuerpos enlazados.

Es la hora del cambio,
no sera el último,
por suerte, solo el siguiente.

Hacia historias con presente,
y exiliadas del horror, que traeran,
botellas con fragancias de un nuevo sabor.

Mientras tanto…
Sopla el viento a la luz de la vela,
en las noches de estrellas, luna y
ni un alma.

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