Helio y oxígeno

Extraño loco atardecer y el frío calándose en el cuerpo, no vive más ese recuerdo que se empeñaba en quedarse en mi memoria,no vive, pero no ha muerto.
Se quedó suspendido en el aire, se infló como el globo que espera que el helio haga su efecto.
Nunca supimos que pasa cuando el globo traspasa la nube blanca, aunque siempre pensaba que el globo caía a la superficie, en su forma inicial.
La conjetura del globo es algo que nunca te dije, ni lo sabrás.
Yo nunca supe que te irías, tu nunca supiste que me fui antes de irte.
Aunque te diste cuenta, cuando la bicicleta nos condujo a la certeza de sentirnos solos y abandonados.

Empeñado en inflar un globo, que nunca inflamos, con las migajas de plástico que recogiste en ese lapso antes de desear morir.
Miento al decir empeñado, más bien, engañado. Ese globo nunca se infló, no te diste cuenta que te da pereza inflar otro, porque ya habías inflado uno antes de soplar el primero.
Nunca me esforcé en inflar, nunca lo hice, ni lo haré.
Tu quisiste, pero te ahogaste en varios intentos, perdiste la noción del tiempo,
te envenenaste con tu propio oxígeno.
Te desesperaste y buscaste refugio en un lugar con mayor oxígeno, pero te asfixiaste de tanto aspirar para inflar un globo, solo con oxígeno.
Nunca subió al cielo, el oxígeno no es suficiente, se quedó instalado en el piso, esperando algún día que alguien lo reviente o se desinfle hasta cuando dijiste ya basta!
Puf! Globo verde roto, o de cualquier color. Nunca vi ese escenario, me lo imaginé.
No me atrevería a inflar un globo juntando oxígenos, no quiero envenenarme, ni asfixiarme.
Tu alma envenenada llora a lado del globo y has visto ese oxígeno compartir otro espacio oxigenado, y hasta helio. Quien sabe si ese globo ya alzo vuelo, quien sabe si estás esperando a que caigan los pedazos, para volver a envenenarte con los pedazos contaminados, del amor vacío.

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