En la leyenda de la noche oscura
no estaba la voz de tu presencia,
no estaba la flor de tu recuerdo,
no estaba el volar de tu paloma.
En la leyenda recogida en el tiempo
no estaba la estrella de tu luz.
Anduve por las huellas del pasado
hasta emerger entre la niebla del olvido
y no estaba tu rostro entre las luces
de aquella ciudad desconocida.
En la puerta de la frontera infinita
no estaba la leyenda de tu piel
y me cubrió el paisaje del momento
dejando pasar las horas del cansancio.
Hervor de silencio era lo hallado
en medio del profundo horizonte
y, más allá de cualquier destino,
no estaba la leyenda de tu nombre.
¿Cómo llamarte entonces bajo el cielo
estrellado del alba y el insomnio?
En la leyenda de todos mis caminos
no estaba mi encuentro con tu hora
y el reloj de mis sentidos adelantaba
un tiempo para ser reconocido.
En medio del pensamiento herido
no estaba la leyenda de tus besos.
cada vez mejor! (si se puede) muy, muy bueno!
Muchas gracias Moriben. Sigamos adelante con nuestros deseos de ser palabras vivas. Un abrazo amistoso.