Historial de tus Máscaras -Parte II-

Entre risas alusivas caminaron el par de cuadras que las separaba del lugar bailable, de hecho, poco recomendable, al que fueron a parar un poco antes del amanecer.
Entraron en ese sauna inmundo de calor humano e infrahumano y mientras una trajo de la barra algo para tomar, en realidad para seguir tomando, la música parecía un grito desquiciado y las luces abrumadoras e intergalácticas.
Allí estaban las tres. Entre todo eso.
Su teléfono volvió a sonar, parecía que alguien estaba afuera�
Ella salió, y no terminó de cruzar el escalón cuando lo vio; enfrente. Remera roja, muy alegórica, de pie al lado del cordón de la vereda, fumando, con un vaso en la mano quizá.

Se acercó a él.
Resulta un tanto complicado recordar lo que en este momento sucedió, quizá algunas imágenes quedaron reprimidas en algún desván del inconsciente.
Ella se reía.
Él halagó su pañuelo verde amarrado al cuello.
(Después él sería quien se reiría, probablemente)
Una noche espléndida, con todas las letras. El cielo clarísimo, mucho calor, demasiado.
Entonces se acercaron un poco mas.
Se miraban, quizá sin conocerse-reconocerse.
Entonces se abrazaron. Y mientras miraba el cielo no pensó.
Un rato después las luces de Montevideo aparecieron de sorpresa, y con ellas las dos amigas que salían en un estado �bendito- típico del fin de la noche.
Se fueron los cuatro, caminando por donde habían venido.
Dos se quedaron en �B�, dos siguieron.
Cuando entraron, la oscuridad del local contrastaba con los pájaros de la mañana.
El pool se acercó inmenso. Ellos se aproximaron.
�Abrazame�
Arriba estaban los sillones, y una escalera fue la intermediaria del comienzo, allí.
Tiempo, tiempo.
Tomó un taxi en la puerta. Cuando regresó a su casa, horas después, la noche pasada quedó en su mente debatiéndose frente a un interminable suspenso.
¿Hablamos?

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