Inframundo carmesí.

Miro al cielo y los contemplo,
corazones rojos llenos de helio,
que les mantiene en suspensión,
cual tristes enamorados globos,
goteando sangre amortajada,
que se coagula febrilmente,
en el infinito espacio de su caida,
formando estalactitas espaciales,
mientras abajo las esperan,
silenciosas estalagmitas anhelantes.

Veo labios granates,
que buscan pasión,
en un submundo,
atónitamente bermejo,
que esperan dulcemente,
con impaciencia infinita,
el ansiado retorno,
de otros corintos belfos,
con los que sin duda,
en algún tiempo pretérito,
mantuvieron una unión,
plena de frambuesas,
macerando en conjunción,
pluscuamperfecta y total.

Siento destellos de rubí,
que ciegan mis ojos,
traspasando mi córnea,
apisonando mi retina,
fundiéndose como uno sólo,
en el iris púpura exterior,
conformándome la visión,
en una mirada demoniaca.

Aprecio la bella lengua,
de fuego magmática,
del comunismo pretérito,
que avanza sin piedad,
a apagarse suavemente,
en los profundos mares,
del nuevo pensamiento,
de un mundo globalizado,
que permanece encarnado,
en el corazón de los muertos,
olvidados aún en fosas comunes.

Me imagino un gran pastel,
pleno de dulzura melosa,
de sabores y aromas pletóricos,
armonizado por los componentes,
que le adornan y que llevan,
a la lucha armada clandestina,
con tal de hacerse fuertes con él,
a los verdugos de la paz y la concordia,
ávidos de insalubre y malsano poder,
de riqueza infinitesimal a toda costa.

Yo desde mi inframundo carmesí,
simplemente me limito a colocar,
en su cima la inolvidable guinda,
que para desgracia de todos ellos,
es pletóricamente roja………..

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