Me lo dijo el aire que acunó tu pelo,
tu mirar sereno como mar en calma,
lo dijo tu cara sin pedirme nada
y acepté, dichoso, tu sonrisa blanca.
Y bailé contigo fundido a tu cuerpo,
eras la azucena para mi plantada,
poco nos dijimos, mucho nos miramos,
cuando eso suceden sobran las palabras.
La noche fue nuestra en la piel y el alma,
que sembró suspiros, sueños y esperanzas,
no pude pedirte la flor de tus labios,
eras tan pistina, tan dulce, tan blanca.
Tú, serena y tierna, yo en un luz y sombra,
nada nos dijimos, tu aroma bastaba,
pero nuestros cuerpos en danza infinita,
rozaban caminos y se acariciaban.
Y, se fue la noche llegando la aurora,
“Me voy” me dijiste, con pena en tu cara,
sonreí a tus ojos y me respondieron
y un cerrar de puerta me dejó sin alma.
Ha pasado el tiempo, nunca te olvidado
¡Qué inocentes fuimos, en cuerpo y en alma!
no supé tu nombre, no supiste el mío,
mas, guardo tu aroma e inocencia blanca.-
Preciosa inocencia del encuentro en el alba de las ilusiones concertadas por el aroma de una presencia inolvidable. Muy bonito.
Segun te voy leyendo mas se asoma mi presencia blanca, esa que se esconde y solo se intuye, asomando clara, todos la tenemos, dificil que salga, muy bonito, saludos,