Me desperté atontada, casi no había podido dormir.
Me vestí y me aseé.
Desayuné unos churros de la churrería de abajo y compré el periódico.
¡Casí me caigo al ver la noticia de portada!
Me senté en un banco, intenté tranquilizarme y volví a mirar el periódico.
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Aitor, ¿en coma?
No puede ser, se han tenido que equivocar, Aitor tiene que estar bien, ahora, seguro que está en el trabajo, esto debe de ser una broma, lo único que puedo hacer es comprovarlo.

-Perdone, venía a ver a Aitor Molina.Esta ingresado aquí ¿no?
-Si, ¿Es pariente suyo?
-No, soy una amiga.
-Solo podemos dejar entrar a familiares Señorita.
-Es muy importante, tengo que verlo…
-Esta bien, pero dese prisa, está en el piso 2 habitación 103.
-Muchas Gracias.

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Conectado a una máquina que mide su vida. Mientras yo daría la mia por él.Era cierto, estaba en coma.
Dolor. Para mí y para él, para mí por verlo así, al borde de la muerte, y para él, porque a perdido a Sonía, aunque no sé dé ni cuenta… todo a pasado tan…deprisa…

Y pensar que yo a esas horas estaba pensando en él.
Y él estaba a punto de morir.

Por favor, Dios, no te lo lleves…yo no tengo a nadie, ni nada que hacer, el tiene amigos, trabajo, familia…y yo no tengo a nadie más que a él, y no sabe ni que éxisto.
Llevaté a mí, y deja que siga su vida.

Me quedé mirandolo, ahí estaba sin mover un dedo, durmiendo en un sueño profundo, derramé muchisimas lágrimas por él, allí ese 16 de febrero.

-Se acabó su tiempo, deje al paciente por favor.

Me fuí de allí, llorando sin parar, mis lágrimas se congelaban en mi rostro con ese frío de invierno…

<> es lo último que pensé antes de marcharme.