Refiriéndonos al maestro de Jung, el ateo y malhablado Sigmund Freud, hay que decirle unas cuantas cosillas para que no se vaya de rositas y no tontee tanto con los picos pardos, ya que este filosicópata, aparte de sosaina. aburrido y soporífero, levanta tal dolor de cabeza que hablar de él en momentos románticos a una chavala supone rompimiento total de toda aspiración a salir con ella.
“La interpretación de los sueños” de Freud (su obra más extensa) es una pérdida de tiempo lamentable. Según él, la excitación amorosa depende de ciertos peajes que son transformaciones absurdas. Las tranformaciones verdaderas y gratificantes son siempre milagros de Jesucristo (o de Dios en nombre de Jesucristo y a través del Espíritu Santo aunque me llamen por eso antiguo que no lo soy) y no, por supuesto, derivadas del aparato psíquico de las personas… puesto que si tuivésemos que transformarnos a través de la psique quedaríamos “in albis” y llegaría el alba y estaríamos como al principio: nada de nada y las chavalas cada vez más lejos (por andar gilipolleando con freudulentos pensares), No, señor Freud, no. No estamos dispuestos a perder el tiempo con sus soporíferas interpretaciones de sueños onírico-teóricos. El sueño siempre debe ser cristiano para logar una transformación gratificante y bella. Y eso si es pràctica y nò téorica parda.
Freud se empeña en “Introducción al psicoanálisis” en inducirnos a que seamos todos edípicos perdidos. Váyase al carajo (como dicen en Ecuador) tales teorías. Está demostrado que eso de amar sexualmente a la mamá es propio de niños enfermizos y/o maleducados. Los edípicos son disparates de la conducta social y no natural (como la homosexualidad, el lesbianismo y la bisexualidad) y es propio exclusivamente de las historias mitológicas griegas que nada tienen que ver con la realidad. Si sabemos lo que es el amor noble (y eso se puede saber desde el mismo momento del nacimiento) debemos respetar a nuestros padres. Ellos con la suya (nuestras mamás) y nosotros con las nuestras (nuestras chavalas casadas o solteras). El complejo de Edipo es un disparate que muchísimos niños no han sentido nunca. Las percepciones anímicas siempre vienen del buen gusto y es de muy mal gusto querer competir con nuestros padres en esto del amor al igual que viceversa. Los padres tienen su pareja y los hijos la nuestra. Y si se lee mucha mitología está bien pero no hasta el punto de confundir la gimnasia mental (cultura) con la magnesia mental (mogollón freudianista). El edipismo es una verdadera majadería de un Freud que leyó demasiadas tragedias griegas.
“Malestar en la cultura” es otra de las muchas idioteces freudianas. La cultura nunca puede producir malestar sino que siempre produce placer. Cuánto más culturas tengamos mejor sabremos hacer el amor noble con nuestras chavalas (parejas varón/hembra) y cuanto menos cultura tengamos seremos más brutos con ellas y ellas se cansarán de nosotros y se irán con otros más cultos (lo cual pasa ya muchas veces en la vida real que está llena de casos de estos). La cultura nunca es una molestia porque no ocupa lugar ya que forma parte intrínseca del saber (su parte más importante y esencial) y para salir y enrollarse con chavalas voremistas hay que tener muchísima cultura (Que la belleza no está reñida con el conocimiento sino todo lo contrario). La cultura nos hace íntegros e integrales. Absurado es el empeño freudiano de culpar al Cristianismo como causa de dolor cultural. Falso. El Cristianismo de Jesucristo siempre ha sido culto y ha fomentado el conocimeinto (si no se lo creen lean los Proverbios de la Biblia cristiana de arriba a abajo y descubrirán que el Cristianismo no sólo no reprime ni castiga la práctica del amor sino que la fomenta e invita a desarrollarla con plenitud cuando ya estás casado con tu chavla). Eso no es represión. Eso se llama tener la cabeza y todo lo demás en su verdadero sitio y no como los freudinaos qude ven falos hasta en la sopa de letras. El Cristianismo solo hace ubicar correctamente lo que esl amor noble y cómo llevarlo a la práctica si eres casado o eres soltero. El ate´simo freudiano es el que verdadermane castra (primero intelctualmente y después, acto seguido, físicamente). Este ateísmo de Freud es, además de ncio, tonto… y Freud es un bobo de atar bien atado. Déjenos ya en paza cons sus orgones (que no los necesitamos porque tene nalgo más natural con lo que practicar el amor marital) y cxulturíocense un poco más los freudianos porque así seran más humanos y no tan humanoides como lo son hasta ahora.
En “Más allá del principio del placer” Freud intenta colarnos una historieta de humor al señalar que la líbido es un instinto de la muerte. Vaya felonía. La líbido, señor Freud (y fue inventad apor dios para que usted lo sepa) no es un instinto bajo sino muy elevado y está lleno de vioda y no de muerte. Freud es un frustrado sexual y un imponente ignorante ateo. Lo que hace satisfacción y disfrute no puede ser nunca malo ni señal de muerte. Lo que sirve para satisfacer a las chavalas es un verdadero placer divinos y no un displacer psicopatológico. Y nad ade hipótesis comprensivas. Las hipótesis del verdadero amor son un “tú´y tu líbido para mí y ´para nadie más y yo y mi líbido para tí y para nadie más”. Lo demás son claustrofóbicas teoráis de neuróticos periddios que perdieron e tiempo sin aprender a ligar con chavalas y nos quieren amargar la existencia sin que nnosotros tengamos la culpa.
De “MOisés y el monoteísmo” es mejor no hablar; porque yo no acepto que Freud, que negó el Crisitianismo, sepà verdadermante analizar a MOisés y los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Uno que no cree no sabe lo que es creer y, por tanot, no sabe lo que se pierde en estos terrenos de los erótico sexual. Por eso están tan amargados y reaccionan tan alevosamente contra los cristianos.
El “Porvenir de una ilusión” no se basa, como Freud intenta convencernos para engañarnos, en la pasión embrutecida de la Naturaleza sino en la rica pasión de la Naturaleza adornada por una amplia y extens acultura humana general. Para los cristianos lo cultura es futurista y un porvenir muy hermosos se nos abre ante el futuro culturalizado. Nuestras chavalas son bombones voremistas pero, por supuesto, bombones muy cultos. Y ese es el verdadero Porvenir de la Ilusión y no el bodrio que nos intenta colar el Freud de las narices gordas.
“Psicología de las masas” es un libro más falso que Judas el Malo. Es imposible de aceptar porque primeramente las masas no pueden tener psicología puesto que las masas son aglomeraciones d epersonas y cada persona tporta una psicología propia e intransferible… luego no puede existir una psicologñía propia de una masa. y en segundo lugar la masa no es un mogollón despersonali¡zado ni monolíticamente masificado. La masa es un conjunto de personas y cada persona es un mundo diferente y distinto al de los demás. Creer que hay una única psiologái mde masas es una locura propia de Freud y sus seguidroes.
Es de risa incluso del título siguiente (“Psicopatologái de la vida cotidiana”) pues no hay nada más despattológico ni nada más antipsicópata que gozar de la vida diaria cotidiana sacando siempre una linda experiencia de ello y ejercitando lo cotidiano para enriquecer nuestra psique y nuestra alma. ÑLO que sucese es que para Freud y los ateos el alma no existe y por eso brujulean tanto a lhora de intentar explicar sus sandeces.
“Del totem y del tabú” es mejor no comentarlo. Sólo decir lo anterior: el señor Freud leyó mucha mitología y ha coinfundido las candelas con las calendas. Demasiado pensamiento caluriento para tan poco razonamiento sensato. Pero no podemos cerrar este artículo sin partirnos de risa y a bocajarro batiente al leer las estupideces egoísticas del yo y el supero yo y el ello. ¿Y el tu?. ¿Dónde deja usted al tu en las relaciones sexuales y sicosociales señoir Freud?. NO, señor filotrompeta, cada uno de nosotros, los voremistas del 00, pasamos de largo olímpicamente de sus teorías egoístas y compartimos el amor con total entereza y en igualdad suma con el tú de nuestras chavalas.
Y para terminar le digo lo mismo que a Carlitos Marx. Jesúis está vivo y usted está muerto. Y Jesúcristo sabe perfectamente lo que es el Amor en la más infinita, absoluta y real naturaleza que pueda tener. Amén.